el oficial salta a $1255 y anota un nuevo máximo histórico

El dólar minorista se vende este miércoles con una suba de veinte pesos a $1.255 en las pantallas del Banco Nación. De esta manera, la divisa marca un nuevo máximo histórico nominal y pone en máxima alerta a los inversores. Con la misma tónica, en el segmento informal, el dólar blue salta quince pesos, a $1.240. En el segmento financiero, el contado con liquidación (CCL) avanza 0,8% hasta $1.243, mientras que el dólar MEP gana 0,5% y se negocia en $1.238. Por su parte, el tipo de cambio mayorista extiende la suba y se ubica en a $1.230.
En la tercera fase del programa de estabilización, el Gobierno argentino exhibe logros concretos: una inflación que empieza a ceder, cierto orden fiscal y una política monetaria que busca recuperar previsibilidad. Sin embargo, estos avances conviven con desequilibrios que se intensificaron en los últimos meses y que encienden alertas entre analistas y operadores financieros.
Los especialistas de la City porteña coincidieron en que el frente externo muestra síntomas preocupantes. El déficit de cuenta corriente reapareció con fuerza y, junto a la demanda sostenida de divisas, pone presión sobre las reservas y sobre la estabilidad cambiaria. Para los expertos, esta combinación podría condicionar el resto del año económico, especialmente en un contexto de tasas altas y menor liquidez en pesos.
En su análisis, resaltaron que el déficit externo del primer trimestre trepó a 5.191 millones de dólares, siendo el primer saldo negativo desde el inicio de la actual gestión. Este giro obedeció, principalmente, al deterioro del saldo comercial y al histórico rojo de la cuenta de servicios, particularmente por la explosión de los gastos en turismo.
Además, subrayaron que el ordenamiento fiscal y la contención monetaria tienen costos colaterales. Entre ellos, la escasez de pesos derivada de la finalización de regímenes transitorios, la estacionalidad de la demanda de efectivo y la eliminación de instrumentos de financiamiento de corto plazo.
El déficit comercial y el auge del turismo, claves de la salida de dólares
Los datos de balanza de pagos publicados recientemente revelan el impacto de estos factores. Invecq explicó que el comercio exterior cerró con un déficit de 2.443 millones de dólares, pese a que el intercambio de bienes mantuvo un saldo positivo de 2.060 millones. La diferencia se explica porque las importaciones crecieron 34% interanual, muy por encima del aumento de exportaciones, que fue de apenas 7%.
Según los especialistas, este repunte importador responde a dos causas principales. Por un lado, el tipo de cambio real, que hoy es más competitivo que hace un año. Por otro, la recuperación de la actividad económica, que potencia la demanda de insumos y bienes finales. La contracara fue la presión adicional sobre las reservas internacionales.
Pero el aspecto más llamativo fue el rojo récord en servicios: 4.502 millones de dólares, un nivel sin precedentes. Invecq detalló que el rubro viajes explicó gran parte de esa dinámica: el déficit turístico saltó 388% respecto del año pasado, reflejando una salida de divisas que sorprendió incluso a los analistas más cautos.
Este fenómeno se vincula con la recomposición parcial del ingreso en algunos segmentos de la población, pero también con la flexibilización de restricciones cambiarias que venían limitando el pago de consumos en el exterior. Para los expertos, este factor puede seguir creciendo si no se adoptan medidas complementarias.
La liquidez en pesos se agota mientras suben las tasas
Mientras la presión cambiaria se intensifica, el mercado financiero local enfrenta otra tensión: la contracción de la liquidez en pesos. Mega QM advirtió que la combinación de estacionalidad —pago de aguinaldos e impuestos— y la finalización de esquemas transitorios provocó un repunte de las tasas de caución, que llegaron a niveles similares a los de los plazos fijos.
Para los analistas, este encarecimiento del dinero refleja la estrategia oficial de sostener tasas reales positivas y disciplinar la demanda agregada. Sin embargo, también genera dudas sobre cuánto tiempo puede sostenerse esta escasez de pesos sin provocar consecuencias indeseadas en la actividad y en la capacidad de financiamiento del Tesoro.
En la última licitación de deuda en pesos, el Gobierno logró renovar apenas el 60% de los vencimientos. Mega QM consideró que este resultado muestra un límite al uso de la falta de liquidez como mecanismo indirecto de control cambiario. Si la liquidez no regresa, la tensión podría trasladarse a las tasas y al financiamiento público.
Los bancos, por su parte, evitaron trasladar esta presión al segmento de plazos fijos. Según Mega QM, esto sugiere que el sistema financiero interpreta que la sequía de pesos es transitoria. Pero si persiste, podría haber un reacomodamiento de las tasas activas y pasivas.
Un equilibrio cambiario sostenido con tasas altas y dudas sobre reservas
El tipo de cambio oficial se mantiene estable dentro de la banda cambiaria. Los especialistas explicaron que este equilibrio depende de tres pilares: tasas de interés elevadas, intervenciones del Banco Central en futuros y un flujo de divisas que por ahora no logra recomponer reservas de manera estructural.
Mega QM remarcó que el BCRA incrementó su posición vendedora en futuros durante mayo. Este factor alimentó la incertidumbre de los operadores, que comenzaron a demandar más cobertura y a exigir rendimientos más altos en instrumentos en pesos. La contrapartida fue la decisión del Tesoro de comenzar a comprar divisas, una señal positiva que, según los analistas, muestra voluntad de reforzar reservas aun cuando el dólar no está en el piso de la banda.
A mediano plazo, Invecq considera que el gobierno apuesta a que los flujos de Vaca Muerta y minería permitirán financiar este desequilibrio externo. Sin embargo, advierten que la materialización de estos proyectos llevará tiempo y que la demanda de divisas seguirá elevada por el déficit corriente, el servicio de deuda y el atesoramiento privado.
La consultora también señaló que un resultado electoral favorable al oficialismo podría mejorar el acceso a financiamiento externo. Pero al mismo tiempo, la sostenibilidad del esquema cambiario dependerá de la capacidad de acumular reservas netas, un objetivo que hoy parece relegado frente a la prioridad de mantener la desinflación.
Perspectivas: los frentes abiertos
De cara a los próximos meses, los analistas coinciden en que el mercado seguirá con atención la evolución de tres variables: la liquidez en pesos, la dinámica de las tasas y la acumulación de reservas.
Si la liquidez regresa con la cancelación de las LeFis y la moderación de la estacionalidad, podría habilitar una baja paulatina de las tasas reales. Este escenario aliviaría tensiones sobre el financiamiento público y sobre la presión cambiaria.
En cambio, si la escasez de pesos persiste, las tasas seguirán en niveles históricamente altos y el financiamiento al Tesoro podría complicarse. Además, la presión sobre el dólar paralelo o los futuros podría recrudecer, sobre todo si la demanda de cobertura crece a medida que se acercan las elecciones.
Finalmente, los especialistas remarcaron que la estabilidad cambiaria seguirá requiriendo un delicado equilibrio. Sostener tasas altas contribuye a contener la dolarización, pero a costa de encarecer la economía real. Y en un año electoral, cualquier sobresalto puede amplificarse.
Para los expertos, el desafío será encontrar un punto de equilibrio entre disciplina fiscal, orden monetario y sostenibilidad cambiaria, mientras la economía transita la etapa decisiva de su programa de estabilización.