Los ahorristas siguen el consejo de Caputo y compran más dólares

El “toreo” de Luis Toto Caputo a quienes afirman que el tipo de cambio está atrasado podría resultar un arma de doble filo para el ministro: por un lado, envía una señal de confianza al mercado, pero por el otro se arriesga a que los pequeños ahorristas le tomen la palabra y agudicen la demanda de dólares, agravando el desbalance de las cuentas externas.
Por lo pronto, en los bancos se están viviendo días con mayor actividad a la normal en venta de divisas. Se lo atribuye, en buena medida, al “efecto aguinaldo”, que transfiere liquidez desde las empresas y el sistema financiero hacia los asalariados.
Esta situación, típicamente puede generar tres efectos:
- Un mayor nivel de cancelación en las deudas con tarjetas de crédito -cuyo nivel de morosidad asciende a 3,2%, el mayor nivel en tres años-;
- Un incremento en los niveles de consumo, que se viene recuperando, según lo atestigua la recaudación del IVA –con una mejora de 25% en un mes en que la inflación se ubicó en torno de 2%;
- Una canalización de la mayor liquidez del público hacia los dólares, ya sea con fines de atesoramiento, de turismo o de compra de activos dolarizados -como las mini importaciones vía courier.
Y, a juzgar por lo que afirman en los bancos, la demanda de dólares está notándose con fuerza. Una situación paradójica, porque podría estar significando un aumento en el volumen de dólares “del colchón”, cuando la intención del ministro es, justamente la opuesta: que los ahorristas usen esos billetes guardados en sus casas para hacer transacciones, con lo cual se engrosaría la cantidad de dólares en el sistema bancario.
El enojo con los consultores
A esta altura, la frase que pronunció Caputo para exteriorizar su enojo con los economistas críticos del gobierno ya se tornó célebre, y circuló intensamente en los medios y redes sociales: “El dólar flota, por lo tanto a cualquiera que le parezca que el dólar está barato, agarrá los pesos y compra; no te la pierdas, campeón”.
El desafío fue pronunciado ante un auditorio de empresarios y economistas convocados por el IAE de la Universidad Austral, donde el ministro se dedicó a contestar las críticas de sus colegas.
Es probable que, al hacer esa chicana -muy celebrada en la interna oficialista, Caputo no tuviese en mente a los pequeños ahorristas sino a los inversores del mercado de capitales, que en los últimos días debatieron intensamente respecto de si el modelo de “carry trade” estaba agotado. El comentado informe del banco de inversión JP Morgan, que recomendaba a sus clientes adoptar una actitud más cautelosa ante los activos argentinos, fue lo que le dio más volumen al debate.
Fue así que muchos analistas hablaron sobre la percepción de mayor riesgo devaluatorio por parte del mercado, especialmente después de que, en la última licitación del Tesoro, apenas se renovó un 58,8% de los vencimientos. Dicho de otra forma, Caputo se vio obligado a volcar al mercado $4,3 billones-, aun cuando había convalidado tasas de interés más altas que en licitaciones previas: 2,88% de tasa mensual, lo que implica una tasa de retorno anual efectiva de 40%, con casi toda la licitación concentrada en títulos de vencimiento corto.
Por otro lado, había causado mucho “ruido” en el mercado la “confesión” por parte del Banco Central sobre su intervención en el mercado de futuros del dólar, donde puso contratos por u$s2.000 millones. Aunque el gobierno minimizó la importancia de esa operatoria -a la que calificó como una situación puntual- se levantaron suspicacias entre los analistas, que pusieron en duda hasta qué punto se puede hablar de una verdadera flotación cambiaria.
¿Flota o no flota?
Caputo dejó en claro que le molestan mucho más las críticas de los economistas ortodoxos que las que recibe de Cristina Kirchner. A los consultores les achaca ser una mala influencia sobre los empresarios, que planifican sus negocios tomando en cuenta escenarios que luego no se cumplen, como saltos devaluatorios bruscos.
Es por eso que repite dos mantras: uno es que el hecho de contar con superávit fiscal hace que la situación actual no sea comparable con las crisis de la historia reciente -aun cuando se registre un déficit en la cuenta corriente.
El otro punto sobre el que machaca el ministro es que el dólar flota libremente. Pero es un tema en el cual su capacidad de persuasión choca contra la opinión de peso-pesados del mercado, como Domingo Cavallo, quien considera que el levantamiento del cepo ha sido sólo parcial, ya que las empresas no tienen libre acceso al mercado, y eso impide una intermediación fluida en dólares.
“En mi opinión, el Gobierno no debería temerle a la liberalización completa del mercado cambiario ni a la eliminación de todo vestigio de represión financiera”, afirma Cavallo, quien sostiene que un eventual “efecto contagio” del dólar a los precios sería acotado.
Los pequeños ahorristas siguen el consejo de Toto
Es posible que la prédica de Toto tenga su efecto sobre los fondos de inversión, que tras la caída de cotizaciones en las últimas semanas podrían volver a tentarse con las tasas de interés en pesos.
En cambio, nada indica que vaya a cambiar la actitud de los pequeños ahorristas, que encontrarán más incentivos para acumular divisas: críticas al modelo cambiario por parte de los economistas y ruido político en los meses previos de campaña electoral.
En mayo primer mes completo tras el levantamiento del cepo, las “personas humanas” -es decir, no se cuentan las empresas ni fondos de inversión- fueron responsables de egresos netos por u$s3.846 millones. Esta demanda de dólares por parte de pequeños ahorristas implica un 71% más que la registrada en abril -cuando se levantó el cepo cambiario- y es casi siete veces mayor a la que se había producido en marzo.
Parte de esta compra de dólares no llama la atención, porque corresponde a un rubro que ya desde el año pasado viene registrando un crecimiento explosivo: el turismo y las compras con tarjeta en el exterior. Incluye a quienes no viajan pero, desde Argentina, hacen importaciones vía courier, aprovechando la regulación más laxa que dispuso el gobierno.
Por este rubro, salieron u$s770 millones. Es una cifra muy elevada si se considera que mayo es considerado un mes de baja temporada turística. De manera que los próximos meses -de vacaciones de invierno- podrían ver un incremento. Y eso confirma los temores de quienes creen que este año puede haber una salida cercana a u$s10.000 millones por este concepto, lo que superaría el récord de 2017.
Como siempre, el Banco Central hace hincapié en recordar que la mayor parte de este gasto es realizado con dólares propios de los viajeros, y que por lo tanto no implican un sacrificio de las reservas.
¿A Caputo le conviene que salgan dólares?
Y el interrogante que quedó en el mercado es si Caputo está preocupado por este tema o si, por el contrario, considera que la demanda de dólares es positiva porque ayuda a que suba el tipo de cambio sin que el gobierno tenga que volcar pesos al mercado.
Mitad en broma y mitad en serio, Caputo pidió a los analistas que agradecieran la pujanza del turismo, porque eso había sostenido al tipo de cambio en el medio de la banda. “Los que se quejan de que el dólar está barato, agradézcanle al turismo, porque si no estaría en 900 pesos”.
Pero además, en uno de los momentos más soprendentes de su exposición, Caputo se jactó de cómo la economía argentina había recuperado competitividad, porque desde la salida del cepo el peso se depreció un 12% mientras otros países de la región se encarecieron en dólares –un 8% en el caso de Brasil-.
Nuevo boom de compradores de dólares
En todo caso, lo que muestra buena salud es la compra de dólares en los bancos. En el mes, los argentinos se llevaron u$s1.954 millones, que fueron directamente a engrosar los dólares del colchón.
En realidad, las compras totales fueron de u$s2.262 millones, pero eso se netea porque hubo gente que vendió por u$s308 millones.
El informe del BCRA calcula que un millón de individuos compraron billetes verdes. Esto da un promedio para mayo de u$s2.262 comprados por persona. Si se considera que el mes tuvo 20 jornadas hábiles, son u$s113 por día.
Para ver cifras similares hay que retrotraerse al año 2020, cuando pese al cepo cambiario regía un “cupo” de u$s200 por persona que se podía comprar al cambio oficial. Rápidamente esa demanda supuso una sangría de dólares para el BCRA, que puso tantas condicionalidades que terminó por impedir la compra prácticamente a toda la población.
Lo cierto es que mayo fue el mes en que volvió la formación de activos externos por parte de los pequeños ahorristas, eso que popularmente se conoce como “fuga de capitales”. En total, el resultado neto de esa “fuga” fue de u$s3.226 millones, un 60% más que el mes pasado.