El plan de Trump para abandonar la OMS es un desastre sanitario

Sin embargo, EE UU no solo aporta capital a la OMS, sino también personal y experiencia. “Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han enviado personal a la OMS, y yo predeciría que la administración Trump, con un nuevo director de CDC, retirará a esas plantillas”, teoriza Vermund. De acuerdo con el director médico, esto crearía un gran vacío, porque los fondos de la OMS no pagan a esas personas. Así, la reducción de la fuerza de trabajo y la eliminación de profesionales críticos sería casi inmediata.
Según Gostin, gran parte del dinero que Estados Unidos aporta a la OMS es financiamiento básico obligatorio, que todos los miembros están obligados a dar, pero algunos fondos están especialmente destinados a causas en las que EE UU tiene un interés personal: la erradicación de la polio, el VIH/SIDA y el proceso de identificación y control de brotes antes de que se propaguen y lleguen a las costas estadounidenses. Sin la financiamiento, estos programas no desaparecerían por completo, pero se debilitarían considerablemente.
EE UU se afectaría a sí mismo
“La polio podría resurgir. Nueva York tuvo polio en las aguas residuales solo hace un par de años, y los niños no están siendo vacunados. Existen verdaderos sustos sanitarios en EE UU, no solo el Covid-19 mató a más de un millón de personas. Hay casos de Zika, y la próxima emergencia sanitaria podría estar a una o dos mutaciones de distancia. Quizá ya esté aquí en forma de gripe aviar, y vamos a necesitar que la OMS nos ayude con eso”, explica Gostin.
Tanto Gostin como Vermund temen que la retirada de la OMS coloque a EE UU al final de la cola a la hora de recibir información crítica, como muestras de patógenos y datos de secuenciación genómica, que las empresas farmacéuticas necesitan para generar vacunas eficaces. Gostin cita cómo Estados Unidos depende de los datos anuales de la OMS para actualizar eficazmente la vacuna contra la gripe estacional. Por su parte, Vermund describe que desde el punto de vista financiero, es mucho más “redituable” financiar a la OMS que atajar las enfermedades una vez que se propagan por el territorio estadounidense.
“En 2014 y 2015 gastamos más de 2,000 millones de dólares en prepararnos para la llegada del ébola a las costas, y como solo se produjeron cinco o seis casos, resultó muy poco rentable”, explica Vermund. Este es un ejemplo clave para entender lo ineficaz que sería la respuesta solitaria de EE UU en comparación con recibir apoyo mundial para controlar una enfermedad.
La decisión de Trump sí tiene un precedente histórico. La administración de Ronald Reagan fue igualmente criticada con la OMS a lo largo de la década de 1980. A finales de 1987, la organización se enfrentaba a la peor crisis presupuestaria de su historia, después de que EE UU retrasara el envío de los pagos prometidos y retirara personal, a pesar de la aparición del VIH/Sida como asesino mundial. Desde entonces, expertos médicos de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins han apuntado a que esto contribuyó a la crisis del sida.
Un mal enfoque
Gostin venera que, en lugar de pagar menos, Estados Unidos debería incentivar a otras potencias mundiales líderes como China, Rusia, Brasil e India a pagar más a la OMS para ayudar a apoyar cuestiones tradicionalmente infrafinanciadas, como la necesidad de formar a más médicos y enfermeras en África; abordar el aumento mundial de las enfermedades crónicas y mejorar las medidas que pueden hacer que estemos mejor preparados para la próxima pandemia.
Debido al impacto potencial de la decisión de Trump, Gostin declaró a WIRED que actualmente está buscando el respaldo político de todos los partidos para presentar una demanda ante el Tribunal Supremo, desafiando la orden ejecutiva de Trump: “Trump cree que puede hacerlo solo. Pero creo que es una decisión demasiado consecuente y trascendental para que el presidente la tome unilateralmente ‘por capricho’, o como rencor contra la OMS. Necesitamos que el Congreso se pronuncie”.
Por ahora, Vermund afirma que, habiendo hecho de la retirada de la OMS una prioridad al inicio de su presidencia, es muy probable que Trump consiga finalmente superarla. Aunque se supone que EE UU debe cumplir con sus obligaciones financieras con la agencia para 2025, también duda de que eso vaya a ocurrir: “Inició muy pronto, el primer día, y eso le da mucho tiempo para negociar con el Congreso y los tribunales si llegara el caso. Si no paga sus facturas a un organismo internacional, no conozco ningún mecanismo de ejecución disponible. Puede optar por ignorar los acuerdos y seguir adelante sin autoridad legal formal”, concluye.
Artículo originalmente publicado en WIRED. Adaptado por Alondra Flores.