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I’m Not a Robot, ganador de los Oscar 2025: La búsqueda entre la autenticidad humana en un mundo de máquinas


¿Qué nos hace humanos? Es una pregunta a la que se ha buscado respuesta desde tiempos inmemoriales y de forma incesante, especialmente en la filosofía, la ciencia y la religión. Quizá la duda no recaiga precisamente en si somos humanos, sino en qué sabemos exactamente sobre la interacción del otro a través de una dimensión social, sensorial, individual y relacional. Hace tiempo, el pensamiento feminista, con su capacidad para deconstruir categorías rígidas y evidencias biológicas aparentes, desenmascaró la ilusión de la feminidad como algo dado por naturaleza. En su texto The Second Sex (El segundo sexo), Simone de Beauvoir declaró: “No se nace mujer, se llega a serlo”. Y es que, como afirma la autora, “solo la mediación de los otros puede asignar a un individuo la parte de lo otro”.

Y es precisamente en esa tensión entre identidad impuesta e identidad elegida donde se abre una apertura a cuestiones aún más interesantes. Si la propia humanidad puede deconstruirse, ¿qué ocurre cuando el sujeto que se interroga no está seguro de su propia naturaleza? Por ejemplo, ¿es plausible ser un androide e ignorarlo? Quizá no sea la introspección el faro de la verdad, sino la mirada del otro: otro yo, igualmente artificial, que se convierte en revelación. Aquí se retuerce el dilema ético y ontológico: si lo que nos define es nuestra percepción de nosotros mismos, ¿qué ocurre cuando esta percepción está mediada por otro autómata? Tal vez la frontera entre la carne y el silicio sea realmente delgada.


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La obra holandesa I’m Not a Robot (No soy un robot), ganadora de los Oscar 2025 en la categoría de Mejor Cortometraje, y disponible para ver en YouTube, encaja perfectamente en esta reflexión, explorando la frágil línea que separa lo humano de lo artificial y cuestionando precisamente esa percepción de la identidad mediada por el otro. La obra escrita y dirigida por Victoria Warmerdam utiliza el pretexto de un simple test CAPTCHA (prueba de Turing completamente automática y pública para diferenciar computadoras de humanos), es decir, la casilla con la leyenda: “No soy un robot”.

La obra nos sumerge en la vida de Lara, productora musical. Mientras realiza sus tareas en la computadora, la interfaz le presenta una serie de peticiones: identificar elementos en una caja de imágenes y marcar una casilla para demostrar que no es un robot. Sin embargo, Lara falla la prueba CAPTCHA. Tras varios intentos fallidos, decide ponerse en contacto con el servicio técnico, pero en lugar de ayudarla a resolver el problema, la operadora abre la puerta a una duda mucho más profunda: ¿y si Lara realmente es un robot? Angustiada y enfadada, la mujer llama a su compañero Daan, con la esperanza de recibir apoyo moral que confirme su humanidad. Daan le revela una verdad inesperada que la empuja a una profunda crisis.



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