Si existe algo parecido al ‘Estado profundo’ del que habla la derecha en EE UU, eso es DOGE

Suena mal. Y, ciertamente, también suena como DOGE.
Estamos hablando de un Elon Musk no electo que, ayer mismo, se reunió con senadores y representantes del Partido Republicano desesperados por tener voz y voto en el próximo destino de la bola de demolición del DOGE. Al parecer, Musk afirmó que eran los líderes de las agencias y departamentos quienes decidían los despidos, no el propio DOGE. Pero, ¿quién les ha pedido que corten hasta la médula? Fue una demostración descarada de poder. Musk lo tiene. Los representantes electos, no. DOGE es la encarnación de la burocracia indómita que supuestamente vino a destruir.
Pequeña puntualización marginal: Musk es, a la vez, jefe de DOGE y no jefe de DOGE, dependiendo de a quién se le pregunte y de lo que sea legalmente más conveniente en ese momento. Realmente están batiendo récords en lo del secretismo.
En la búsqueda de una mejor definición de ‘Estado profundo’, tal vez deberíamos acudir a alguien más neutral. El propio director del FBI, Kash Patel, no es miembro de DOGE y, hace apenas dos años, publicó literalmente un libro entero sobre el Estado profundo. “Merece la pena tener muy claro de quién estamos hablando”, escribe Patel en Government Gangsters—y sí, ese es el nombre real del reciente libro del actual director del FBI—, “porque al Estado profundo le gusta operar en las sombras utilizando burocracia arcana, minucias legales opacas, palancas ocultas de poder y juegos políticos internos en gran medida desconocidos para el público estadounidense.”
Preocupante. Y, una vez más, recuerda mucho a DOGE.
La agencia ha absorbido los rincones más arcanos de la burocracia estadounidense para llevar a cabo sus incursiones. Para justificar su racha de despidos, ha intentado establecer distinciones legales tan opacas, tan diminutas, que recientemente fue reprendida en los tribunales. Utilizó una exención destinada a la integración de trabajadores discapacitados para colocar empleados de SpaceX en la Administración Federal de Aviación antes de que nadie se enterara.
Quizá, para entender realmente qué es el ‘Estado profundo’, lo mejor sea recurrir a la historia. El término tiene sus raíces en la Turquía de los años setenta, cuando un grupo de funcionarios no elegidos tomó el control dentro de las estructuras políticas. “Es una expresión que suele referirse a una especie de sistema de gobierno paralelo o en la sombra en el que individuos no oficiales o no reconocidos públicamente desempeñan un papel importante en la definición y aplicación de la política estatal”, escribe el historiador Ryan Gingeras en Last Rites for a ‘Pure Bandit’: Clandestine Service, Historiography, and the Origins of the Turkish ‘Deep State’. En Turquía, esas sombras fueron proyectadas principalmente por figuras militares, no por tecnócratas juveniles, pero la idea es la misma.
Sin embargo, hay señales de que la gente está empezando a ver a DOGE por lo que realmente es. Los republicanos han enfrentado fuertes protestas en los ayuntamientos, incluso en los distritos más conservadores. La situación ha llegado a tal punto que se ha pedido a los miembros republicanos de la Cámara de Representantes que dejen de reunirse en persona con sus electores. El Tribunal Supremo ha asestado a la agencia su primera gran derrota a ese nivel del poder judicial. Mientras tanto, los trabajadores despedidos indebidamente están empezando a recuperar sus puestos.
“El Estado profundo es limitado”, escribe Patel. “Depende de que mucha gente no tenga ni idea de lo que está pasando o de que se le haga creer que lo que hace el Estado Profundo es realmente bueno. Cuando esa gente deja de escuchar, el Estado Profundo empieza a perder el control.”
Los efectos de los recortes del DOGE son cada vez más difíciles de ignorar o de disfrazar como un bien mayor. Que DOGE pierda el control dependerá, sin embargo, de si alguien en el poder es capaz de reconocer que representa exactamente aquello contra lo que han advertido. O de si, en última instancia, les importa.
Artículo publicado originalmente en WIRED, adaptado por Manuel de León.