Procesan a cuatro represores por un operativo descomunal contra una familia en Los Hornos | Mataron a sus padres e hirieron gravemente a un bebé

Pablo Rivelli recién había cumplido dos meses cuando la dictadura asesinó a su padre y a su madre. A él lo dejaron gravemente herido en el Hospital de Niños de La Plata. Pese a que sabían su nombre y apellido, lo ingresaron como NN. Un comisario ya había dicho que lo quería, como si fuera un cachorro, para su hija. Sus abuelos lo encontraron antes de que pudieran apropiárselo. A casi 49 años de un operativo descomunal contra una casita del barrio de Los Hornos, Pablo recibió una buena noticia de la justicia: el juez federal Ernesto Kreplak procesó al exministro de Gobierno bonaerense Jaime Lamont Smart y a tres militares que integraron el Regimiento 7 de La Plata.
Horacio Omar Rivelli y Rosa Estela del Buono se casaron el 12 de enero de 1976. Los dos militaban en Montoneros. El padre de ella, les salió de garante para que alquilaran una casa en la calle 140 al 1053, Los Hornos. El 3 de septiembre de ese año nació Pablo en una clínica privada. La familia no tuvo mucho tiempo para disfrutarlo.
A Horacio lo buscaban. El 9 de octubre de 1976, una patota irrumpió en la casa de su familia. A grito pelado y con armas, despertaron a sus padres y a sus dos hermanos, Rosana y Gustavo. A Gustavo lo arrancaron de la cama. Lo llevaron a empujones hasta un auto que estaba estacionado a unos metros. Allí, estaba una mujer secuestrada.
–¿Es éste?–le preguntaron, pero ella no contestó.
Gustavo escuchó que decían: “Pero éste no es rubio ni gordo”. Entendió que estaban buscando a Horacio. A él lo subieron a un auto, dieron unas vueltas y lo liberaron en Plaza Brandsen. Volvió caminando hasta su casa, donde todavía estaban los integrantes del grupo de tareas.
Ese mismo 9 de octubre, la dictadura secuestró a un primo, Roberto Ariel Rivelli, que militaba en el Frente Antiimperialista por el Socialismo (FAS). Se lo llevaron junto a su esposa, Elba Beatriz Pirola, de la casa de un compañero de estudios. Ambos continúan desaparecidos.
Menos de un mes después, el 5 de noviembre de 1976, la dictadura montó un operativo descomunal en el barrio de Los Hornos. Cerca de las 6.30 o 7 de la mañana, comenzó el despliegue. Los vecinos recuerdan que había soldados en sus patios y que, por días, quedó flotando el olor a pólvora en el ambiente.
Los represores llamaron a Horacio por su nombre y apellido. Le dijeron que sabían que estaba con su compañera y con su hijo. Rosa Estela salió con el moisés en el que estaba Pablo. Lo apoyó en la entrada para evitar que los disparos lo alcanzaran. Pero ni eso detuvo a los militares, que dispararon sin más. Según los testimonios de los vecinos, a ella le tiraron por la espalda después de sacar a su hijito.
Pablo terminó en el hospital Sor María Ludovica. Con los tiros, le habían destruido las falanges del dedo pulgar e índice de la mano izquierda. La dictadura lo ingresó como NN, un mecanismo común para evitar que la familia lo recuperara. Por distintas averiguaciones, los abuelos paternos y maternos supieron dónde estaba el chiquito.
Él se crió con su abuela Zunilda Alba, que llegó a declarar en la causa. Murió el 5 de noviembre de 2022, cuando se cumplían 46 años del operativo que le arrancó a su única hija, su yerno y casi mata a su nietito. Años atrás, María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani le contó a Pablo que, en un momento, pensó que el bebito que estaba herido podría ser su nieta Clara Anahí Mariani Teruggi, desaparecida en otro operativo descomunal ocurrido en noviembre de 1976. “A diferencia de Clara Anahí, por esa herida no fui un nieto apropiado más. De alguna forma, a esa herida le debo mi identidad”, dice Pablo.
Pablo y su tía Rosana Rivelli radicaron una denuncia en 2011. Pablo se presentó como querellante. Esta semana, Kreplak procesó a Smart (89) –de quien dependía la policía bonaerense– y tres oficiales del Regimiento 7 de La Plata: Alberto Jorge Crinigan (76), Ismael Ramón Verón (89) y Enrique Francisco Welsh (75).
Smart es el civil que más condenas a prisión perpetua concentra desde hace más de diez años. Ninguna de ellas, por obra y gracia de la Corte Suprema, está firme. Crinigan es el compilador de un libro en el que escribió Victoria Villarruel y en el que arremete contra Abuelas de Plaza de Mayo.
Kreplak afirmó que la dictadura mató a la pareja y quiso asesinar y, después, secuestrar a Pablo, como había reclamado la Unidad Fiscal de La Plata. “Las Fuerzas Armadas y las fuerzas de seguridad, por lo que demuestra la documentación que proviene principalmente de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA), tenían conocimiento de cómo estaba conformada esa familia y de la presencia del bebé en la casa. La brutalidad del operativo, con la presencia de un bebé, habla de la alevosía con la que fue atacada esa vivienda. Además, creemos que el ingreso de Pablo como NN al Hospital de Niños fue hecho con la intención de privarlo de su identidad, porque ellos sabían su nombre y apellido”, explica la auxiliar fiscal Ana Oberlin.
“En términos políticos y humanos, me parece una muy buena decisión. En términos afectivos, remueve todo”, se sincera Pablo.