¿Oportunidad o trampa? El precio dólar reaviva el debate por el atraso cambiario

El dólar minorista se vende este martes en las pantallas del Banco Nación con un incremento de diez pesos, a $1.220. Mientras que, en el mercado informal, el dólar blue se negocia con una baja de diez pesos a $1.195. En el segmento financiero, el dólar contado con liquidación (CCL) registra un alza de 0,5% y opera en $1.218, mientras que el dólar MEP avanza 0,5%, para ubicarse en $1.206.
Con el nuevo régimen cambiario y el reciente acuerdo con el FMI como telón de fondo, el mercado financiero argentino continúa en una etapa de ajuste y exploración de precios. Para los especialistas, el proceso de estabilización del tipo de cambio aún se encuentra en desarrollo, en un escenario en el que la política económica busca sostener una narrativa de apreciación del peso. En este marco, la estrategia oficial se apoya en una flotación administrada, con intervenciones acotadas y la expectativa de que la combinación de superávit fiscal, disciplina monetaria y flujos del agro permita alcanzar los objetivos de acumulación de reservas.
Los analistas señalaron que, aunque el nuevo esquema cambiario habilita compras de divisas dentro de una banda, el Gobierno optó por intervenir solo en el piso, buscando transmitir confianza en la solidez del programa. Esta decisión, que implica postergar intervenciones cambiarias, convive con un régimen de tasas en pesos más restrictivo y nuevas medidas orientadas a atraer inversiones de no residentes, como la posibilidad de ingresar al mercado de cambios si se liquida previamente en el oficial y se mantiene la inversión por seis meses.
Desde el punto de vista de los compromisos con el Fondo, las metas de reservas impuestas son exigentes y exigen tanto compras sostenidas de divisas como un eventual retorno al financiamiento en dólares. Las fuentes de mercado indicaron que, sin acceso al crédito, el Banco Central y el Tesoro deberían absorber una importante cantidad de dólares diarios, especialmente en un contexto donde el tipo de cambio podría permanecer bajo presión por la estacionalidad y la incertidumbre electoral del segundo semestre. El cumplimiento de estas metas requerirá una coordinación cuidadosa entre política monetaria, tipo de cambio y financiamiento externo.
Para los expertos, el Gobierno intenta consolidar una percepción de éxito económico mientras conviven señales de apertura —como la eliminación del esquema Blend y la habilitación de la formación de activos externos para personas humanas— con restricciones que aún persisten sobre las empresas. Todo esto se da mientras el riesgo país permanece elevado y las condiciones para acceder al crédito aún no están dadas. En ese entorno, la sostenibilidad del programa dependerá de anclar expectativas, estabilizar el dólar y lograr una acumulación de reservas que dé respaldo a la política cambiaria y fiscal vigente.
El dólar en transición: señales iniciales del nuevo esquema cambiario
Desde la sociedad de bolsa Grupo SBS destacaron que el mercado aún se encuentra en pleno proceso de adaptación al nuevo régimen cambiario implementado por el Gobierno, en el marco del reciente acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF) con el Fondo Monetario Internacional. Los especialistas del bróker señalaron que el proceso de descubrimiento de precios del dólar aún no concluyó, y que la estabilidad nominal dependerá de cómo evolucionen las expectativas del mercado en las próximas semanas.
Los expertos de la sociedad de bolsa analizaron el comportamiento reciente del tipo de cambio oficial. Tras el salto inicial del 12% luego de los anuncios, la cotización corrigió a la baja, especialmente luego de que se conocieran tres factores clave: la decisión del Banco Central de habilitar el acceso al mercado de cambios para no residentes con una permanencia mínima de seis meses, las declaraciones del presidente Javier Milei anticipando un posible aumento de retenciones a las exportaciones agropecuarias hacia fines de junio, y el endurecimiento de la política monetaria mediante la eliminación de los pases activos, lo que provocó una suba en las tasas de interés en pesos.
Los analistas de Grupo SBS resaltaron que, incluso, en la rueda del lunes posterior a los anuncios, el dólar oficial operó en niveles intradiarios más bajos que los registrados antes de conocerse el nuevo acuerdo con el FMI. Para los especialistas, esta dinámica evidencia que aún existe una elevada incertidumbre en torno al valor de equilibrio de la divisa, lo cual genera una volatilidad esperable mientras se estabiliza el nuevo esquema.
Pese a estas correcciones, desde el bróker insisten en que el punto de partida del nuevo régimen es positivo, aunque la clave para alcanzar una estabilidad más sólida será anclar las expectativas del mercado. Esto, según su visión, ocurrirá una vez que el proceso de descubrimiento de precios esté más avanzado y la tasa de devaluación esperada quede sostenidamente por debajo de las tasas de interés en pesos.
Reservas, bandas y el desafío de la acumulación
Para los analistas de Grupo SBS, otro eje central del nuevo esquema económico es el compromiso del Gobierno con la acumulación de reservas internacionales, un punto clave del acuerdo con el FMI. En este sentido, si bien el programa permite compras de divisas dentro de la banda cambiaria, el Ejecutivo ha sido claro en señalar que solo intervendrá en el piso de la misma, que actualmente se encuentra apenas por debajo de los $1000 y que se ajusta negativamente en un 1% mensual.
Los especialistas de la sociedad de bolsa interpretaron esta postura oficial como un indicio de confianza en que el conjunto de medidas fiscales, monetarias y estacionales –como la entrada de divisas por la cosecha gruesa–, junto a ciertos flujos de capitales del exterior, podría llevar al tipo de cambio al piso de la banda sin necesidad de intervención directa inmediata. En ese escenario, el BCRA podría comenzar con la acumulación de reservas en el mercado oficial de cambios (MULC).
A su vez, otra lectura posible para los expertos es que las señales del Gobierno buscan reforzar el anclaje de expectativas nominales, en un contexto donde se pretende mantener cierta flexibilidad cambiaria. En cualquiera de los casos, los especialistas enfatizaron que aún es prematuro extraer conclusiones definitivas, dado que apenas han transcurrido unas pocas ruedas desde el cambio de régimen.
Aun así, los desafíos para lograr las metas de acumulación de reservas siguen siendo significativos. Desde Grupo SBS recordaron que el programa con el FMI prevé la necesidad de incorporar unos u$s 5000 millones para junio y cerca de u$s 11.000 millones hacia fin de año, lo que exige una dinámica favorable en el frente comercial y financiero.
Flotación, narrativa oficial y desafíos por delante
A su turno, la consultora económica Eco Go explicó el oficialismo busca consolidar la llamada “fase 3” del plan económico, basada en un régimen de flotación cambiaria acompañada por un programa que busca transmitir consistencia macroeconómica. Para los especialistas, esta narrativa se apoya en la idea de que, en estas condiciones, el dólar tendería a apreciarse sin necesidad de intervención directa.
En este contexto, remarcaron que las autoridades han sido claras en señalar que el Banco Central solo comprará divisas cuando el tipo de cambio alcance el piso de la banda, actualmente en $1.000. Esta postura se presenta como un mensaje al sector agroexportador, acompañado del anticipo de que en junio se revertirá la baja temporal de retenciones dispuesta en enero. Al mismo tiempo, el costo de financiamiento para importadores volvió a subir, una medida que también posterga decisiones de compra y contribuye al control de divisas.
Eco Go advirtió que, debido a la inercia inflacionaria, el piso de la banda continuará apreciándose en términos reales, quedando incluso por debajo de los niveles que regían cuando asumió la actual gestión. Esto podría profundizar la dinámica de atraso cambiario si no se realizan compras de dólares en el mercado oficial, lo cual complica el cumplimiento de las metas acordadas con el FMI.
Otra medida clave identificada por los analistas es la habilitación a no residentes para participar del “carry trade”, siempre que liquiden sus divisas en el mercado oficial y mantengan sus inversiones en pesos por al menos seis meses. Esta condición se extendería más allá de las elecciones de octubre, lo que, según la consultora, busca generar estabilidad financiera en un contexto político sensible.
Las metas con el FMI, bajo la lupa: reservas, vencimientos y financiamiento
Los expertos de Eco Go hicieron foco en las exigencias del programa acordado con el Fondo. A fin de año, el nivel de reservas netas, ajustado por los correctores incluidos en el documento del acuerdo, debería ubicarse en torno a los u$s 4.000 millones. Para alcanzar ese objetivo, la Argentina deberá obtener unos u$s 14.700 millones, ya sea por vía de compras en el mercado de cambios o mediante endeudamiento en los mercados financieros.
Según sus estimaciones, este monto equivale al redireccionamiento de aproximadamente un 20% de las exportaciones que antes se canalizaban hacia el mercado financiero (a través del esquema Blend). Ahora, esa porción podría orientarse a la formación de activos externos por parte de personas físicas, un cambio normativo que busca sostener la oferta de divisas en un contexto de mayor apertura.
El cronograma es exigente: el país necesita acumular u$s 3.700 millones hasta junio, otros u$s 4.100 millones en el tercer trimestre y u$s 6.900 millones en los últimos tres meses del año. Estas metas deberán cumplirse en paralelo con los vencimientos de deuda con acreedores privados, pagos del BCRA asociados al BOPREAL y compromisos con organismos multilaterales, que totalizan u$s 10.900 millones.
Los analistas advirtieron que, si no se logra reabrir el crédito internacional, el Banco Central o el Tesoro deberían comprar un promedio de u$s 95 millones diarios en el mercado para cumplir con la meta de junio. Esto implicaría no solo un esfuerzo sostenido, sino también una política cambiaria que evite profundizar el atraso del tipo de cambio en un contexto de inflación persistente.
Tipo de cambio real y tensión en la balanza comercial
Una de las preocupaciones destacadas por los especialistas del Grupo SBS es el comportamiento del tipo de cambio real (TCR), que en su apreciación ha generado impactos en el saldo comercial del país. La valorización del peso, impulsada por el nuevo esquema y las señales fiscales, ha estimulado un aumento de las importaciones devengadas, al tiempo que ha reducido el superávit comercial.
Según el análisis de Grupo SBS, el resultado de este proceso es evidente en las cifras del primer trimestre de 2025, donde el superávit comercial mostró una caída interanual del 82,7% respecto al mismo período de 2024. Esta contracción pone en relieve la dificultad para sostener un flujo comercial robusto que respalde la estabilidad cambiaria por vía del mercado de bienes y servicios.
Los expertos señalaron que, si bien el déficit acumulado de la cuenta corriente cambiaria en términos de caja aún se encuentra lejos de los niveles críticos observados en crisis pasadas, como la de 2018, es necesario monitorear de cerca esta dinámica. En su visión, una menor disponibilidad de divisas por comercio exterior puede aumentar la dependencia de los flujos financieros para sostener el equilibrio cambiario.
Desde el bróker explicaron que, ante este contexto, las autoridades podrían recurrir a mecanismos complementarios para fortalecer las reservas. Una posibilidad sería ampliar el uso de repos del BCRA, aunque por el momento solo se anunciaron u$s 2000 millones sin mayores detalles sobre sus condiciones. Otra alternativa sería que el Tesoro compre dólares en el MULC y luego cancele Letras Intransferibles al BCRA como parte del proceso de recapitalización de la entidad.
Finalmente, los analistas apuntaron que estos movimientos podrían financiarse sin emitir dinero, ya sea a través del superávit fiscal o utilizando depósitos del Tesoro en el BCRA, aunque en este último caso sí habría una expansión monetaria asociada. De este modo, el equilibrio entre estabilidad cambiaria y disciplina monetaria continuará siendo el centro de atención en la implementación del nuevo régimen.
Un programa que depende del crédito
Eco Go también analizó las condiciones necesarias para que el plan económico del Gobierno se sostenga hacia fin de año. Para los analistas, la clave pasa por lograr una caída sostenida del riesgo país, que actualmente ronda los 720 puntos básicos, hacia niveles del orden de los 300 o 400 puntos. Solo así sería viable financiarse en los mercados para cumplir con los compromisos asumidos sin presionar sobre las reservas.
El esquema actual implica una flotación administrada dentro de bandas cambiarias amplias, que además se van ensanchando en el tiempo. Esta flexibilidad se apoya en la expectativa de que la acumulación de deuda con el FMI y otros organismos multilaterales —considerados acreedores privilegiados— ofrezca un margen de maniobra mayor, al menos hasta fin de año.
Sin embargo, desde Eco Go señalaron que el programa monetario es más restrictivo que en etapas anteriores. Para cumplir con las metas de reservas, será indispensable que Argentina logre acceder a financiamiento en dólares durante el cuarto trimestre. Este punto es especialmente relevante en un entorno de elevada dolarización de expectativas y alta sensibilidad política.
Mientras tanto, el mercado continúa prestando atención tanto al ritmo de acumulación de reservas como al clima electoral. La credibilidad del programa dependerá, en buena medida, de que se mantenga el compromiso fiscal y cambiario en un entorno sin acceso pleno al crédito, con la economía oscilando entre señales de orden y limitaciones estructurales.