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Todo sobre la red 6G ¿Estamos preparados para ella?


En el contexto empresarial, por ejemplo, un gemelo digital con 6G podría reproducir en tiempo real los procesos de una fábrica, haciendo visibles y analizables (incluso a distancia) las condiciones de funcionamiento de cada una de las máquinas, las variaciones en las cargas de trabajo y cualquier anomalía o consumo anómalo de energía. Esta réplica digital, en constante actualización, permitiría intervenir antes de que se produzcan fallos, probar cambios operativos sin interrumpir la producción real y optimizar cada etapa de la producción.

Características y limitaciones de la red 6G

Lo que hace posibles (o al menos concebibles) estas innovaciones son las características técnicas de la 6G: se estima que la velocidad máxima teórica podría alcanzar el umbral de 1 terabit por segundo (1,000 Gbps), es decir, 50 veces más que el rendimiento máximo de la 5G. Al mismo tiempo, la latencia debería descender hasta 0.1 milisegundos, con lo que la comunicación sería prácticamente instantánea. La 6G también podrá soportar muchas más conexiones que la 5G, alcanzando una densidad de más de 10 millones de dispositivos conectados simultáneamente por kilómetro cuadrado. Una característica que tendrá importantes repercusiones en el caso del Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), permitiendo potencialmente que miles de millones de dispositivos se comuniquen entre sí en tiempo real.

Sin embargo, aún más que con la 5G, será necesario multiplicar el número de antenas presentes, debido al uso de frecuencias cada vez más altas, que permiten transmitir datos mucho más rápido pero que recorren distancias cortas y se ven bloqueadas por obstáculos físicos como muros o árboles. Para garantizar una conexión estable, la 6G tendrá que basarse en “redes ultradensas”, compuestas por un gran número de pequeñas células distribuidas por todas partes.

También por este motivo una de las hipótesis es explotar la comunicación por internet vía satélite, que sufriría menos las trabas causadas por los obstáculos físicos en tierra. Como escribe Shaposhnikov, “el éxito de las redes 6G y de las futuras infraestructuras conexas dependerá en gran medida de la escalabilidad y eficacia de las tecnologías de comunicación espacial basadas en satélites de órbita baja (Leo). El número de satélites Leo destinados a proporcionar conectividad 6G podría superar los 200,000 en la próxima década. Actualmente hay unos 10,000. Lograr un aumento tan significativo requerirá recursos de ingeniería y personal especializado muy superiores a los disponibles en la actualidad”.

Por si fuera poco, el ciclo de vida de un satélite Leo se estima entre cuatro y siete años, lo que obligaría a sustituirlo constantemente, necesitando enormes inversiones y corriendo el riesgo de agravar el problema de la “basura espacial”, es decir, los satélites abandonados en órbita y los desechos causados por colisiones, que ya complica las actividades de la Estación Espacial Internacional y compromete la seguridad de los lanzamientos.

La geopolítica de la 6G

¿Qué países lideran la carrera de la 6G? La empresa MaxVal ha analizado las patentes presentadas durante 2024, destacando que la mayoría de ellas proceden de entidades chinas (unas 6,000), entre las que se encuentran Huawei y empresas estatales como State Grid Corporation y China Aerospace Science and Technology. China fue también el primer Estado en lanzar un satélite para probar las comunicaciones 6G en febrero de 2024.

La carrera de Estados Unidos y Europa está siendo difícil: EE UU ha presentado menos de 4,000 de las patentes relacionadas con las tecnologías 6G, además de haber lanzado en 2020 la Next G Alliance, que incluye a Apple, Google, AT&T, Qualcomm y otros, con el objetivo de “avanzar en el liderazgo norteamericano” en tecnologías de transmisión de datos. En tercer lugar se sitúa Corea del Sur, con 1,417 patentes, después Japón, con 584, y la Unión Europea, con 214.



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