“Lucía es la estratega de precisión germánica y Pepe era el caudillo romántico” | El biógrafo Pablo Cohen cuenta detalles de los últimos meses de Mujica junto a Topolansky
Desde Montevideo
Uno de los últimos libros que releyó José “Pepe” Mujica fue Don Quijote. “Acá está todo. Qué grande Miguel de Cervantes”, le dijo semanas atrás el expresidente a Pablo Cohen, autor de Los indomables (Ed.Planeta). Uno de los últimos deseos del Pepe era llegar a su cumpleaños número 90, el 20 de mayo. Así lo cuenta a PáginaI12 Cohen, quien estuvo haciendo entrevistas a Mujica y a Lucía Topolansky desde enero de 2024, en su modesta chacra de Rincón del Cerro. “Pepe tenía devoción y dependencia por Lucía”, asegura.
“Pepe nunca perdió la lucidez intelectual, la calidez y el humor pese a su enfermedad terminal; nunca dejó de ser conciliador y de hacer política”, señala Cohen, cuyo libro se vio atravesado por una emotividad trascendental a partir del diagnóstico del cáncer de esófago y del tratamiento que debió enfrentar el expresidente uruguayo. El periodista y escritor destaca la enorme tarea de la doctora Raquel Pannone, que “le extendió la vida a un hombre de 89 años, que había pasado 12 años en un pozo, cuyo cuerpo estaba débil”.
Raquel y, por supuesto, el apoyo incondicional de la compañera de vida de Mujica. Cohen se muestra un admirador del vínculo entre Mujica y Topolansky. Se conocieron en los años sesenta y se reencontraron a la salida de la dictadura y del encierro. Ambos fueron guerrilleros tupamaros y estuvieron presos en un período de tiempo similar. Y, como en en juego de espejos, Pepe participó de la fuga de la cárcel de Punta Carretas, y Lucía, en la de la Cárcel de Cabildo. Se volvieron inseparables durante 40 años. Alguna vez, le pidieron al Pepe que definiera a su esposa con una palabra y él, un agnóstico declarado, dijo: “Dios”.
Cohen da fe de esa “devoción y dependencia del Pepe por Lucía”, que ha notado en primera persona, en la intimidad del hogar. Y los describe. “Lucía es la estratega de precisión germánica, Pepe era el caudillo romántico. Lucía es fría, desconfiada, noble, de origen aristocrático, desciende del hermano de Cornelio Saavedra. Pepe es tierno, pícaro, provocador, viene de un origen humilde. Han sido una pareja que se amó profundamente y han conformado una sociedad política”. Topolansky abandonó las comodidades burguesas para ser primero guerrillera, y años más tarde senadora y la primera vicepresidenta en la historia de Uruguay.
En estos últimos meses, el matrimonio recibió amigos y correligionarios en la chacra. Siempre fue una casa de puertas abiertas. La más buscada en Google Maps. Se pusieron objetivos cortos, cuenta Cohen. Uno de los úttimos fue participar de la ceremonia por los 40 años de democracia que se organizó en la sede del Partido Colorado. Mujica fue un admirador de José Batlle y Ordóñez. Sobre el expresidente colorado, Mujica destacó en una ocasión: “Tan solo quiero recordar un tema muy en boga. Si alguien luchó a brazo partido por el reconocimiento de la mujer en este país fue Don José Batlle y Ordóñez. Que tuvo el coraje cívico de conceder el divorcio por su sola voluntad en un mundo de prejuicios”. Es sabido que Artigas era su otro ídolo.
El siguiente objetivo corto era llegar a los 90 años. Pero cuando faltaba sólo una semana, a Mujica lo llamó la parca, “que le rondaba el catre”, cómo él decía con su estilo inconfundible, nunca solemne. Mujica mostró tener una gran fuerza espiritual y física. El domingo pasado, cuando no participó de las elecciones municipales, había dado ya la primera alarma de la gravedad de su cuadro. Él, que no se perdía ninguna elección y era uno de los primeros en ir a votar.
En el libro Los Indomables, Cohen le pregunta a Mujica qué opina de que Jorge Bergoglio se refiriera a él como un “tipazo” y “uno de los grandes de Latinoamérica”. El Pepe respondió: “Honestamente, a mí no se me pasó por la cabeza. Sin embargo, cuando me enteré de las inclinaciones intelectuales de Bergoglio, y de que era muy amigo de Alberto Methol Ferré, me di cuenta de algunas cosas. Porque ´dime quiénes son tus amigos y voy a tener una idea de cómo piensas´. Después, cuando lo fui a ver, le llevé algunos libros de Tucho (como llaman al teólogo uruguayo). ¿Ves ese reloj que está detrás tuyo? Me lo dio el papa Francisco y me dijo: ´Mire, no sé quién me lo regaló, pero se lo voy a regalar a usted. Lo cierto es que no se podía ni soñar con que tuviéramos un Papa del barrio. Un Papa que, por otra parte, rompió una cantidad de moldes”.
Parece inverosímil, pero es así: “Un exguerrillero, criado en un país laico, fue amigo de un Papa”, reflexiona Cohen. Mujica era agnóstico, pero muy respetuoso de las religiones. Cuando el escritor le preguntó si le importaba que lo recuerden mejor de lo que había sido, Pepe le contestó: “No me preocupa el mundo de los recuerdos. Es muy transitorio”.
Sin embargo, el recuerdo de Pepe Mujica, el homenaje a su historia y su figura, a los años que fue presidente, se vive más que nunca por estas horas en Uruguay. Un cartel escrito en su honor, frente al Palacio Legislativo, lo resume: “La vida se nos va pero las causas quedan”.