Murió Sebastião Salgado, el fotógrafo que retrató la dignidad humana en blanco y negro | El blanco y negro como idioma

Sebastião Salgado murió este viernes a los 81 años. El fotógrafo brasileño que supo contar el dolor del mundo sin morbo y con una belleza casi bíblica, falleció en París, la ciudad que lo abrazó en el exilio. Lo confirmó su familia y la Academia de Bellas Artes de Francia, que lo definió como “gran testigo de la condición humana”.
Sus imágenes recorrieron campos de refugiados en Ruanda, minas en Serra Pelada y zonas devastadas de África y América Latina. Siempre en blanco y negro. Para él, ese era el tono que mejor contaba la dignidad de quienes no tienen nada, pero lo son todo.
De qué murió Sebastião Salgado
Salgado había contraído malaria en 2010, durante una expedición en Indonesia para su proyecto Génesis, que buscaba retratar los últimos territorios vírgenes del planeta. Quince años después, las secuelas de aquella enfermedad derivaron en una leucemia que terminó por llevárselo.
Había nacido en Aimorés, un pequeño pueblo en Minas Gerais, Brasil. Huyó de la dictadura militar en 1969 y se instaló en París junto a su compañera de vida y de proyectos, Lélia Wanick. Juntos fundaron años más tarde el Instituto Terra, una iniciativa que logró reforestar miles de hectáreas en la Amazonía.
El legado de Sebastião Salgado
Conocido por sus grandes imágenes en blanco y negro de la Amazonía y de diversos conflictos alrededor del mundo, sus familiares lo recordaron como un “luchador incansable por un mundo más justo, más humano y más ecológico”.
“Recibimos una noticia muy triste (…) la muerte de nuestro compañero Sebastiao Salgado, si no el más grande, uno de los más grandes y mejores fotógrafos que el mundo ha dado”, reaccionó el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, en un acto en Brasilia.
“La fotografía es el espejo de la sociedad”, dijo en una entrevista reciente. Y así lo hizo: fotografió el dolor, pero también la resistencia. Mostró la tragedia sin perder de vista la humanidad.
El artista veía en la fotografía “un poderoso lenguaje para intentar establecer una mejor relación entre el hombre y la naturaleza”, recordó la Academia de Bellas Artes francesa en su biografía.