Patagonia: autorizan el ingreso de carne con hueso después de más de 20 años

Tras más de 20 años, el Gobierno autoriza el ingreso de carne con hueso a la Patagonia bajo estrictas condiciones sanitarias. La medida genera polémica entre productores.
Después de más de dos décadas, el Gobierno nacional permitirá nuevamente el ingreso de carne con hueso a la Patagonia. La medida será oficializada este viernes a través de una resolución del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), y habilitará el traslado de cortes con huesos planos —como asado, costilla y esternón— desde zonas del país donde la fiebre aftosa está controlada mediante vacunación.
Esta flexibilización modifica parcialmente una restricción impuesta en 2002, cuando la región patagónica fue declarada libre de fiebre aftosa sin vacunación. Desde entonces, estaba prohibido el ingreso de carne con hueso, incluso desde provincias con estatus sanitario reconocido a nivel internacional.
La nueva disposición contempla estrictos requisitos sanitarios:
- Los cortes deberán ser frescos, refrigerados y provenientes de animales nacidos, criados y faenados en zonas libres con vacunación.
- Será obligatorio un control de pH, empaque específico, trazabilidad desde el origen hasta el punto de venta y transporte en vehículos habilitados.
- Quedan excluidos los huesos largos (como osobuco o lomo con hueso), la carne congelada, medias reses y animales enteros.
La medida alcanza a toda la región patagónica: Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego y el partido de Patagones (Buenos Aires). Los cortes autorizados podrán ser consumidos únicamente dentro de esta zona y no podrán salir de la misma.
Aunque el Gobierno contó con el aval técnico de organismos sanitarios de la Unión Europea y Chile, la resolución generó rechazo entre sectores ganaderos patagónicos. Productores y asociaciones rurales advierten que esta decisión podría debilitar la diferenciación sanitaria de la región y afectar la competitividad local. Desde el Ejecutivo, aseguran que el protocolo está respaldado en criterios técnicos y no pone en riesgo el estatus sanitario de la Patagonia.