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Dólares financieros superan $1210 y mayorista cerró en niveles récord desde fin del cepo



Tras el fallo adverso contra YPF, el dólar minorista se vendió este lunes con una suba de diez pesos, a $1.215 en las pantallas del Banco Nación. En el segmento informal, el dólar blue se negoció con un incremento de cinco pesos a $1.215.

En el segmento financiero, el contado con liquidación (CCL) avanza 1,1% hasta $1.216, mientras que el dólar MEP gana 1% y se negocia en $1.210. Por su parte, el tipo de cambio mayorista saltó $16 y se ubicó en $1.205, con lo que cerró en el nivel más alto desde la liberación de las restricciones cambiarias

El resultado de la última licitación de deuda en pesos encendió luces de alerta en el mercado. Con un rollover inferior al 60%, el Tesoro no logró renovar la totalidad de sus vencimientos, lo que implicó un resultado neto negativo cercano a los $4 billones. Si bien el desempeño fue más sólido en la primera subasta del mes, el promedio mensual apenas alcanzó un ratio de renovación del 0,8x.

Los analistas señalaron que el contexto actual muestra una marcada escasez de pesos, acentuada por factores estacionales como el pago de aguinaldos y las obligaciones fiscales de mitad de año. Esta presión sobre la liquidez se refleja en los Fondos Comunes de Inversión, que vienen registrando importantes rescates, especialmente en los vehículos de renta fija de corto plazo, lo que impacta directamente en la demanda por instrumentos del Tesoro.

En este entorno, el Gobierno se vio obligado a convalidar tasas de interés más elevadas para poder captar financiamiento. El aumento en los rendimientos respecto al mercado secundario y frente a licitaciones previas sugiere que el apetito por liquidez está debilitando la demanda en el tramo corto de la curva de rendimientos, generando un empinamiento progresivo.

Para los especialistas, si bien los números no implican una alarma inmediata, sí representan una señal a monitorear. La sostenibilidad del financiamiento en pesos dependerá en gran medida de cómo evolucione la demanda en las próximas licitaciones y de la capacidad del Gobierno para sostener la credibilidad en su estrategia fiscal y monetaria.

El dólar se recalienta y las reservas siguen bajo presión

Durante la última semana, los principales tipos de cambio alternativos mostraron una tendencia alcista, fenómeno que también se reflejó en el mercado de futuros, donde la cotización para diciembre se ubicó en torno a los $1.350. Desde Ecolatina advirtieron que este nivel prácticamente anuló la baja observada a comienzos de mes, momento en el cual se presume que el Banco Central (BCRA) intervino para contener la escalada.

En este contexto, los analistas de la consultora señalaron que el Gobierno no logró durante mayo alcanzar su objetivo de llevar el tipo de cambio a la zona de los $1.000, pese a tratarse de uno de los períodos estacionalmente más favorables del año. Debido a ello, el BCRA aún no realizó compras en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), ya que las autoridades habían anunciado que solo intervendrían si el tipo de cambio se ubicaba en el piso de la banda cambiaria.

Ante la dificultad para acumular reservas mediante intervenciones cambiarias directas, las autoridades comenzaron a explorar alternativas para hacerse de dólares. Entre las opciones consideradas se encuentran mecanismos que les permitan obtener divisas suficientes para hacer frente a los próximos vencimientos de deuda, sin recurrir al mercado tradicional, donde los costos financieros son todavía elevados.

Según explicaron desde Ecolatina, con las tasas internacionales en niveles elevados y un riesgo país que se mantiene por encima de los 600 puntos básicos, la colocación de deuda en moneda extranjera en los mercados internacionales implicaría un costo alto. Por ello, el Gobierno optó por emitir un bono en pesos (BONTE 2030) suscribible en dólares, dirigido principalmente a inversores extranjeros.

El BONTE 2030: un puente al financiamiento sin intervención directa

La reciente licitación del BONTE 2030 dejó varios datos para el análisis. Desde Ecolatina resaltaron como aspecto positivo que las ofertas superaron ampliamente el monto adjudicado: se recibieron casi u$s 1.700 millones y se adjudicaron los u$s 1.000 millones comprometidos. Esto permitió enviar una señal a los mercados sobre la disposición de los inversores internacionales a prestarle nuevamente al país.

A pesar de ese respaldo, los expertos destacaron que la tasa convalidada fue más elevada de lo esperado: una TNA del 29,5%, equivalente a una TIR del 31,7%. Este rendimiento refleja una prima de riesgo adicional ante la incertidumbre macroeconómica y el tipo de cambio real todavía retrasado.

El mayor rendimiento podría explicarse, en parte, por la necesidad de cobertura ante un eventual salto cambiario. Según Ecolatina, la suscripción se realizó con un tipo de cambio implícito que se devaluó un 4% en los días posteriores, lo que afecta el atractivo de la inversión en pesos si el tipo de cambio continúa corrigiéndose.

No obstante, si la política económica logra seguir el rumbo planificado, el rendimiento pactado puede considerarse razonable dentro de una estrategia que busca reconstruir el acceso al financiamiento en divisas, sin comprometer la estabilidad monetaria ni cambiar el régimen cambiario vigente.

Impacto cambiario y dinámica de oferta: claves para lo que viene

El bróker Portfolio Personal Inversiones (PPI) también analizó los efectos del BONTE 2030 sobre el mercado cambiario. Destacó que se trató de una emisión que, sin aumentar el stock de deuda total, permitió sumar dólares y generó una expansión monetaria equivalente a $1,15 billones, con un tipo de cambio implícito de $1.148.

Este tipo de operación desplaza al dólar oficial hacia el centro de la banda sin intervención directa del BCRA. La suba de las cotizaciones spot y en el mercado de futuros confirma que, aunque indirecta, la intervención tiene consecuencias sobre el tipo de cambio y las expectativas.

En paralelo, PPI resaltó el buen comportamiento de la oferta en el MULC, impulsada por la aceleración de la liquidación agroexportadora. Este flujo se vio potenciado por la decisión del Gobierno de subir retenciones a partir del 1° de julio, lo que llevó a los exportadores a anticipar ventas.

También se sumó la entrada de divisas a través de préstamos en dólares, especialmente en un contexto donde las empresas deben liquidar esos fondos en el mercado oficial. El stock de deuda financiera en dólares creció más de u$s 1.300 millones desde abril.

Reservas, riesgo país y señales al FMI: más que cumplir metas

La operación permitió al BCRA sumar reservas sin operar en el MULC, un beneficio valorado por los analistas. Sin embargo, advirtieron que cumplir la meta de reservas del acuerdo con el FMI luce complicado, especialmente si no hay compras en el mercado de cambios.

Para Ecolatina, el objetivo de fondo va más allá del cumplimiento con el organismo: acumular reservas también apunta a reducir el riesgo país, mejorar la percepción de solvencia y facilitar futuras emisiones. La continuidad del sendero de desinflación y la estabilidad política también juegan un rol determinante.

Así, el BONTE funcionó como un puente de transición hacia una mayor normalización del mercado, sin que el Gobierno debiera cambiar el régimen de intervención en el dólar oficial. No obstante, la sostenibilidad de este camino dependerá del equilibrio de variables como tasa, tipo de cambio e inflación.

Además, Ecolatina remarcó que la tenencia de deuda local en manos de no residentes aún es baja y que, si bien hay margen para crecer, no se alcanzan los niveles del ciclo 2016-2019. Preservar esa demanda dependerá de mantener expectativas de estabilidad cambiaria y señales fiscales coherentes.



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