Javier Santaolalla: “La ciencia y la tecnología pueden salvar o destruir al mundo. Endiosarlas es peligroso”

WIRED: ¿Tienes alguna posición religiosa?
Javier Santaolalla: No, me considero agnóstico.
WIRED: ¿No te posicionas directamente como ateo?
Javier Santaolalla: En general, quizá por mi talante conciliador y por la forma de entender las cosas, el ateísmo agresivo, negador y burlón es el que más me molesta. Soy tolerante con el creyente que se levanta todas las mañanas y reza y me parece genial que lo haga. No me siento yo en ninguna posición para reírme de él ni para ridiculizarle. Tampoco me siento en ninguna posición superior para tomar al ateo y ridiculizarle por sus creencias. El bullying y el menosprecio no son enriquecedores. Son bajos, de poco calibre personal. El ateísmo de la persona que se levanta convencida me parece tan respetable como la fe.
WIRED: ¿Qué aspecto del futuro te entusiasma? ¿Qué cosa te hace decir “esto lo veremos llegar y cuando ocurra será genial”?
A nivel de tecnología, lo que ahora mismo a mí me tiene con mucha ilusión son los avances en la exploración espacial. Pienso que va en la dirección que la ciencia requiere. Como he dicho, pienso que el ser humano es curioso, quiere llegar más lejos, entender más. En ese sentido, la exploración espacial es sumamente humana. Actualmente, muchas personas se encuentran solas, se sienten perdidas, desesperanzadas. La exploración espacial afronta estos dolores, nos une, es multidisciplinar y está en la frontera del conocimiento. Por otro lado, la tecnología que más me preocupa es la inteligencia artificial, por su capacidad de suplantar elementos humanos. Me preocupan las tecnologías que ponen en peligro los elementos más propios de nuestra especie.
No me considero un ludita, soy muy partidario de la tecnología y siempre la he disfrutado. Como toda tecnología, la IA tiene su lado bueno y su lado malo. Creo que está muy bien evangelizar sobre las cosas buenas, pero también creo que tiene que haber voces que sean cautas respecto a las negativas. Muchas veces, ni siquiera las personas que ejecutan inteligencias artificiales saben lo que están haciendo. Me preocupan también los sesgos que introduce. Detrás de su desarrollo, hay una toma de decisiones que no es neutra.
A corto plazo, a medio y largo plazo, me preocupan dos cosas. Una es que simplemente se pierda el valor de lo humano hasta el punto de que realmente endiosemos una tecnología. A largo plazo, y esto ya sonará a ciencia ficción, me preocupa que acabemos siendo reemplazables o simplemente inútiles. Me preocupa que llegue un momento en la evolución de las IA en que el humano ya no tenga nada que aportar. No digo que lo decidirá directamente una máquina, puede ser un colectivo de humanos antihumanistas. Me da miedo que un día alguien decida que nos sobra el 80% de la población.
WIRED: ¿Crees que la ciencia puede salvar al mundo?
Javier Santaolalla: Creo que la ciencia puede salvar al mundo y también lo puede destruir. Es una herramienta poderosa. Cuando el ser humano se enfrenta a un problema, sabe que cuenta con la ciencia como su principal aliado. Sin embargo, también puede aniquilarnos y, por lo tanto, hay que estar muy alerta. La ciencia y la tecnología son bonitas, pero no son inofensivas. En definitiva, creo que hay que alejarse de la idolatría, del endiosamiento.
Me encantan los evangelizadores de la ciencia porque creo que la sociedad necesita más ciencia. Pero así como necesitamos evangelizadores que distribuyen esa pasión por la ciencia, que es lo que intento hacer yo, creo que también se necesitan personas que controlen ese endiosamiento o esa idolatría excesiva hacia una cosa que no deja de ser una herramienta más para ayudar al ser humano a ser feliz y encontrar su hueco.