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750 millones de personas están expuestas a aguas contaminadas con antibióticos, revela estudio


El riesgo aumenta en condiciones de bajo caudal, lo que afecta a una cuarta parte de los ríos del planeta. Esta situación es especialmente crítica en países como India, Irán, Nigeria y Pakistán, donde más del 80% de los ríos presentan niveles reducidos de agua.

Heloisa Ehalt Macedo, investigadora postdoctoral de Geografía en McGill y autora principal del estudio, afirma que “aunque las cantidades individuales de residuos son mínimas en la mayoría de los ríos y difíciles de detectar, la exposición crónica y acumulativa puede suponer un peligro para la salud humana y la vida acuática”.

Aguas contaminadas con antibióticos elevan alerta por resistencia microbiana

El artículo destaca la urgencia de ampliar la investigación sobre ecotoxicidad, degradación ambiental y tratamientos eficaces para reducir la contaminación hídrica causada por antibióticos prioritarios. También aboga por regulaciones más estrictas y sistemas de monitoreo robustos en las regiones más afectadas.

Bernhard Lehner, profesor de Hidrología global en el Departamento de Geografía de la Universidad McGill y coautor del trabajo, señala que “este estudio no busca desalentar el uso de antibióticos, pues son esenciales para la salud pública. Sin embargo, nuestros hallazgos indican que existen efectos no deseados sobre los ecosistemas y la propagación de la resistencia bacteriana, por lo que se requieren estrategias de mitigación y gestión adecuadas para minimizar sus consecuencias”.

Además de recomendar mejoras y ampliaciones en los sistemas de tratamiento de aguas residuales, el estudio propone incorporar modelos predictivos ambientales en los procesos de aprobación de nuevos antibióticos. “Los organismos reguladores deberían priorizar la autorización de compuestos cuyas concentraciones estimadas se encuentren por debajo de umbrales de riesgo, y fomentar el desarrollo de alternativas que se degraden rápidamente en el entorno natural”, subraya el informe.

Jim Nicell, profesor de Ingeniería ambiental en McGill y también coautor, reconoce que el estudio tiene limitaciones, principalmente, al enforcarse solo en la contaminación originada por el consumo humano. “Nuestros resultados demuestran que la contaminación fluvial por antibióticos derivada únicamente del uso doméstico ya representa un problema crítico, que probablemente se agravaría si se consideraran también las fuentes veterinarias e industriales. Por ello, es indispensable implementar programas de monitoreo más amplios para rastrear la presencia de antibióticos y otros compuestos químicos en las corrientes de agua”, advierte.

La existencia de estas sustancias en ecosistemas acuáticos, incluso en concentraciones bajas pero persistentes, preocupa por su capacidad de reducir la diversidad microbiana y afectar la salud de peces, algas y otros organismos. Investigaciones previas también han demostrado que esta contaminación puede favorecer la aparición y proliferación de genes de resistencia microbiana, una amenaza que ya ha generado alertas entre las agencias de salud internacionales.

La Organización Mundial de la Salud estima que las infecciones resistentes causan cerca de 1.3 millones de muertes al año a nivel global. Por su parte, el Grupo de Coordinación Interorganismos sobre Resistencia a los Antimicrobianos advierte que esta problemática se encuentra entre las diez principales amenazas para la humanidad. Sin medidas efectivas de contención, se prevé que las muertes anuales por infecciones farmacorresistentes podrían superar los 10 millones hacia el año 2050.



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