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Calambres musculares: qué son, por qué ocurren y cómo prevenirlos


Calambres musculares: ¿qué son? ¿Recuerdas aquella noche en la que, de pronto, una intensa tensión en la pierna acompañada de dolor te despertó de forma repentina? Se trata de un espasmo muscular que, de manera coloquial, se conoce como calambre, una reacción que no se atribuye exclusivamente al paso de los años que has vivido.

Estos episodios, en los que los músculos se contraen bruscamente, se anudan y no se relajan con facilidad, son bastante frecuentes y pueden presentarse en personas de cualquier edad. Sin embargo, hay ciertas condiciones que favorecen su aparición y determinan el nivel de molestia que provocan.


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¿Qué es un calambre muscular?

Los calambres musculares son contracciones involuntarias y transitorias de varias fibras musculares, que pueden afectar a uno o más músculos, según explica la Facultad de Medicina de la UNAM. Por lo general, se presentan en las pantorrillas, muslos y pies, aunque también pueden manifestarse con menor frecuencia en brazos, manos, tórax o abdomen.

Dependiendo de cada persona, su duración varía desde unos pocos segundos hasta varios minutos, y esta variable influye en la intensidad del dolor. La UNAM detalla que el dolor surge porque la contracción se produce de forma repentina y fuerte; si se prolonga más de 30 segundos, interrumpe el flujo sanguíneo al músculo. Esta falta de oxígeno activa receptores que también están vinculados a la percepción del dolor.

¿Por qué ocurren los calambres musculares?

Los factores que intervienen en su aparición son diversos. Según Mayo Clinic, las causas más frecuentes incluyen el uso excesivo de un músculo, la deshidratación por sudoración abundante o mantener una misma postura por tiempos prolongados.

Asimismo, algunas condiciones médicas pueden contribuir a su aparición:

  • Flujo sanguíneo deficiente: cuando las arterias de las piernas se estrechan, se reduce la irrigación. Esto genera un dolor tipo calambre durante la actividad física, el cual desaparece con el descanso.
  • Compresión nerviosa: la presión sobre los nervios en la columna vertebral también puede causar espasmos, cuyo dolor se intensifica al caminar.
  • Déficit de minerales: niveles bajos de potasio, calcio o magnesio pueden desencadenar calambres. Algunos medicamentos para controlar la presión arterial aumentan la micción, lo que puede reducir estos minerales esenciales.

Además, ciertos factores incrementan el riesgo de sufrir calambres, como la edad avanzada, baja actividad física, sudoración excesiva, embarazo, sobrepeso o padecimientos como diabetes, enfermedades hepáticas, tiroideas o neuropatías.

¿Cómo tratarlos y prevenirlos?

Aunque los calambres suelen ceder por sí solos, MedlinePlus recomienda interrumpir cualquier actividad que se esté realizando cuando aparece el espasmo, estirar suavemente la extremidad afectada y masajear la zona para aliviar la contracción.

Inicialmente, la aplicación de calor puede ayudar a relajar el músculo y, posteriormente, el uso de hielo resulta útil una vez que el dolor ha disminuido. “Si la molestia persiste tras aplicar calor e hielo, pueden utilizarse antiinflamatorios como ibuprofeno o naproxeno para mitigar el dolor”, indica el portal respaldado por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

La mejor manera de prevenir estos episodios es mantener una hidratación adecuada, especialmente antes, durante y después de cualquier actividad física. También se sugiere incorporar estiramientos ocasionales a lo largo del día y antes de dormir.



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