Cavallo Jr. ve a Argentina más barata que Brasil y Javier Milei festeja

El dólar está subiendo aceleradamente. Y eso es… ¿para preocuparse o para festejar? Hasta hace algunas semanas, el gobierno daba señales de que un dólar estable era lo mejor que podía ocurrirle a la economía, entre otras cosas porque ayudaba a frenar la inflación. Sin embargo, ahora empezó a mostrar como un dato positivo el hecho de que Argentina devalúe mientras los vecinos revalúan.
El mismísimo Javier Milei destacó en sus redes sociales un informe del economista Alberto Cavallo, en el que argumenta, con datos, que los precios en Argentina han bajado en la comparación internacional.
Cavallo Junior -hijo del legendario Mingo- reside en Estados Unidos, donde da clases de economía y dirige PriceStats, una consultora que elabora índices de precios en varios países. Y sorprendió al difundir su última investigación: al comparar una canasta de bienes idénticos, que incluye electrónica, alimentos y combustibles, reporta un fuerte abaratamiento de los precios en Argentina, que sigue siendo considerado por muchos economistas como uno de los países más caros del mundo.
Sin embargo, Cavallo argumenta que la combinación de devaluación del peso, la apertura comercial, el freno en la inflación y la revaluación de las monedas regionales ante el dólar han cambiado esa ecuación. El economista aplica un criterio de “paridad de compra”, que tiene en cuenta no sólo el precio nominal sino el nivel de ingreso en cada país.
Su conclusión más sorprendente: la canasta de bienes en Argentina es hoy un 3% más barata que en Brasil y un 1% más barata que en Estados Unidos. Aclara que en productos de electrónica, los precios argentinos siguen más altos, pero que la caída en otros rubros llevó a que, en el promedio, el país esté más competitivo.
Milei replicó el informe, acompañado por un escueto pero elocuente comentario –”ups!”- a modo de confirmación sobre el buen rumbo de la economía argentina.
Un punto de inflexión
Lo que a primera vista podría parecer raro es que, al mismo tiempo, los medios de comunicación y las redes sociales reflejaban con alarma la nueva suba del tipo de cambio -$1.1262 el dólar mayorista y $1.280 el minorista del Banco Nación-.
Desde el bajón que había tenido a mediados de junio -y que los analistas atribuyeron al “efecto aguinaldo” que llevó a las empresas a desprenderse de divisas- esa suba en la cotización acumula ya un 11%.
Y, a juzgar por lo que se está viendo en los bancos, buena parte de esa suba obedece a un incremento en la demanda de los pequeños ahorristas, que en mayo “fugaron” capitales por u$s3.226 millones. Además, se está produciendo el punto de inflexión en el que merma la liquidación de los “sojadólares”.
Hasta ahí, nada que sorprenda: es un ciclo que estacionalmente se repite en el país. Lo raro es que el gobierno está aprovechando esta situación como argumento para contradecir a quienes denunciaban atraso cambiario. Después de todo, lo que indica la teoría es que el hecho de que el dólar continúe a la suba podría ser justamente la confirmación de que había un desequilibrio que se empezó a corregir.
En el mismo discurso ante el IAE de la Universidad Austral donde el ministro Toto Caputo desafió a sus críticos con su ya célebre frase –”si crees que el dólar está barato comprá, no te la pierdas, campeón”-, el ministro mostró una estadística para argumentar su punto.
Allí se ve una comparación entre la evolución que han tenido el peso argentino y varias monedas desde mediados de abril -cuando se levantó el cepo y se pasó a un esquema cambiario de flotación entre bandas-.
Devaluación y cambio de discurso
Caputo ha confirmado su pragmatismo a la hora de argumentar. Después de defender la suba de precios en dólares como un efecto natural de la estabilización tras un período de turbulencia financiera y después de haber negado una pérdida de competitividad -con el argumento de que la economía está creciendo-, empezó a flexibilizar su discurso.
De hecho, cuando anunció que el Tesoro comenzaría a comprar dólares para acumular reservas, desmintió las acusaciones de que quisiera “planchar” al tipo de cambio. Y expresamente dijo que si el dólar cayera, sería nocivo para sectores cuya competitividad está comprometida, como las economías regionales.
En su discurso del IAE, directamente mostró como una virtud del programa argentino el hecho de que el peso haya ido a contracorriente de la región: se devaluó un 12% contra el dólar mientras que el real brasileño se había fortalecido un 8%, el peso mexicano un 7% y el peso colombiano un 6%.
Pero Caputo dio ese discurso el 1° de julio, lo que implica que en apenas una semana esos valores ya cambiaron. La depreciación del peso argentino es ahora más marcada: un 14,5%.
Todos revalúan menos vos
Lo que suena paradójico es que Caputo, hasta hace seis meses, se irritaba con sus críticos, que le achacaban que él era el único que fomentaba la apreciación de la moneda nacional, mientras el resto de la región devaluaba.
Y entre esos críticos no se ubicaba solamente el elenco estable de analistas acusados de “econochantas” sino también el mismísimo Fondo Monetario Internacional”, que en sus documentos oficiales había señalado que el tipo de cambio debería subir un mínimo de 20%, lo cual suponía el certificado de defunción para el esquema de “crawling peg” al 1% mensual.
De hecho, en su último reporte sobre Brasil, uno de los puntos que el FMI elogia de la administración Lula es su flexibilidad cambiaria, que le permitió al país ser resiliente ante la incertidumbre global. En otras palabras, el haber devaluado el real cuando el contexto externo agravó el desbalance de las cuentas externas. Esa ha sido, históricamente, la postura del FMI: dejar que el tipo de cambio sea la variable de ajuste, para que refleje la verdadera competitividad de la economía. Desde ese punto de vista, una de las peores cosas que pueden ocurrir es un déficit grande y prolongado de la cuenta corriente.
El motivo por el cual todos los países devaluaban sobre fin del año pasado es, en buena medida, el “efecto Trump”. Los anuncios del nuevo presidente estadounidense preanunciaban una caída en los precios de los commodities y una interrupción en el flujo de ingreso de capitales hacia las economías emergentes.
En ese momento, a contramano de la región, el peso argentino se sobrevaluaba. Y, además, los productores locales se quejaban porque la eliminación del impuesto PAIS y las rebajas arancelarias hacían que, para muchos rubros, se tornara difícil competir con la importación.
Hoy el contexto internacional ha cambiado, tras un cambio sobre la percepción inicial de lo que sería la gestión Trump. Puesto en palabras del propio Caputo: “el dólar se hizo pomada contra la mayoría de las monedas”.
Lo que no quedó tan claro es cuál es el motivo para que, nuevamente, el peso argentino vaya a contracorriente. Los economistas críticos ven allí una admisión tácita de que lo que está ocurriendo ahora es la corrección de un desbalance, que se refleja en el agravamiento de la cuenta corriente -que el gobierno proyecta en 2% del PBI pero algunos analistas ven más cerca del 3%-.
¿Argentina más barata que Brasil?
Más allá de la discusión macroeconómica, el informe de Cavallo Jr. dejó otras polémicas. Las redes se llenaron de comparaciones sobre precios de productos de consumo masivo, especialmente con Brasil, donde 2,3 millones de argentinos pasaron sus vacaciones en la primera mitad de este año.
Es, naturalmente, un debate donde el consenso es imposible, por la gran disparidad de precios dependiendo de qué rubro se trate. En todo caso, lo que Cavallo aclaró es que se trata de promedios que se realizan tomando miles de precios, y que las comparaciones son entre productos idénticos, lo cual minimiza el margen de error.
Como para tomar una referencia, consultoras internacionales que estiman el costo de vida para quienes quieren radicarse en el exterior, estiman que el costo de vida de clase media para una familia de dos adultos y dos menores es de unos u$s2.400 en Brasil.
En Argentina, según la estimación de la consultora W, dirigida por Guillermo Oliveto, marca esa línea en $3,5 millones, que al tipo de cambio de hoy serían u$s2.700.