SpaceX lanza dos misiones lunares en un solo vuelo

Tanto Firefly como Ispace confirmaron que han establecido comunicación con sus respectivos módulos de aterrizaje, Blue Ghost y Resilience, después del lanzamiento. Ambas naves espaciales se encuentran en buen estado y operando según lo previsto mientras avanzan en sus viajes hacia la Luna.
La NASA mantiene numerosos contratos vigentes con empresas privadas, con el objetivo de impulsar los esfuerzos del programa Artemis. Su principal meta es llevar astronautas a la Luna en 2027 y, a largo plazo, establecer una base en la región polar sur lunar, donde se estima que el agua en forma de hielo, considerado el “nuevo oro lunar”, podría ser abundante.
Por su parte, Japón no quiere quedarse atrás en el creciente mercado del turismo espacial. La empresa que opera el módulo Resilience predijo hace unos años que, para 2040, la Luna contará con 1.000 habitantes y recibirá 10.000 visitantes anualmente. El objetivo de Ispace es “liderar la economía espacial” mediante la extracción de agua lunar y el envío de experimentos, suministros y otros materiales, tanto para gobiernos como para otras empresas espaciales.
Con el regreso inminente de las grandes potencias espaciales a la Luna, apoyadas por gigantes privados como SpaceX, este pronóstico parece cada vez más realista. En 2023, la consultora PwC estimó que el transporte lunar generará unos 350,000 millones de dólares a finales de la próxima década.
El futuro de Artemis, la millonaria misión a la Luna
Si las primeras misiones Artemis tienen éxito, las subsiguientes enviarán más componentes a la estación lunar, permitiendo que los astronautas realicen excursiones prolongadas en la superficie lunar, posiblemente durante semanas. Según Koerner, a medida que estas misiones avanzan, se vuelven más complejas, lo que exige una infraestructura de apoyo cada vez más sofisticada.
El proyecto Artemis también actúa como campo de pruebas para tecnologías desarrolladas en asociación público-privada. La NASA ha colaborado con Terran Orbital y Rocket Lab para lanzar la nave espacial Capstone, actualmente explorando la futura órbita del Portal Lunar. Maxar Technologies proveerá la energía y la propulsión para Gateway, mientras que Northrop Grumman trabaja en el módulo HALO, donde residirán y realizarán investigaciones los primeros astronautas en Gateway. SpaceX lanzará ambos mediante un cohete Falcon Heavy a finales de 2024.
Estos programas a gran escala también generan oportunidades para la diplomacia global y las relaciones entre agencias espaciales. La NASA colabora con numerosos socios internacionales en Artemis: la Agencia Espacial Europea con el módulo de servicio de Orión en Artemis 1 y el I-HAB de Gateway, la agencia espacial japonesa desarrollando una nave espacial de suministro de carga para Gateway y explorando un vehículo lunar presurizado, y la agencia espacial canadiense diseñando un brazo robótico para la estación. Veintiún países han firmado los Acuerdos Artemis, un intento del gobierno estadounidense de establecer las mejores prácticas para la futura exploración lunar internacional.
Sin embargo, un proyecto tan ambicioso como el regreso a la Luna enfrenta desafíos políticos. En primer lugar, es costoso. Algunos críticos, como la ex subadministradora de la NASA, Lori Garver, señalan el elevado costo del Sistema de Lanzamiento Espacial de la agencia en comparación con el desarrollo menos costoso del cohete Super Heavy y la nave espacial reutilizable Starship de SpaceX.
Los programas que atraviesan múltiples administraciones presidenciales con diferentes prioridades pueden ser vulnerables a cambios políticos. Algunas veces, un programa no sobrevive a una transición en la Casa Blanca. Mientras que ex presidentes como George W. Bush y Donald Trump favorecieron las misiones lunares, Barack Obama se centró en el lanzamiento de seres humanos a Marte. “Artemis ha pasado por varias administraciones presidenciales, lo cual es prometedor. Pero aún hay incertidumbres considerando la gran inversión”, destaca Teasel Muir-Harmony, historiadora del espacio y curadora del National Air and Space Museum del Smithsonian en Washington.