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Entrevistamos a la directora de The Steve Jobs Archive, la biblioteca digital que preserva el legado del cofundador de Apple


Un adolescente que hoy empieza la escuela secundaria nació en un mundo ya huérfano de Steve Jobs. Si estaba en la guardería en 2011, cuando Jobs murió, hoy tal vez esté terminando la universidad. Quizá sueña con ser un innovador digital, pero nunca ha visto una keynote de Jobs en vivo; no ha sido testigo del revolucionario lanzamiento del iPhone. En esencia, no conoce salvo de oído el impacto que el cofundador de Apple ha tenido en la tecnología. Una tecnología que hoy damos por sentada, pero que desde 2007, con el lanzamiento del iPhone, ha creado un nuevo mundo post-PC.

De hecho, esa generación de adolescentes utiliza ahora a diario herramientas e interfaces que llevan la marca indeleble de la visión de Jobs. Entonces, ¿cómo transmitir el pensamiento de un revolucionario a quienes nunca lo conocieron? The Steve Jobs Archive, creado en 2022 por iniciativa de Laurene Powell Jobs, Tim Cook y Jony Ive, representa la respuesta más articulada a esta pregunta. Una institución que va mucho más allá de la mera conservación de recuerdos y documentos históricos.

El legado de Steve Jobs, gratis

“Para nosotros, la parte más importante del archivo en cuanto a la historia de Jobs no son las cosas, sino las ideas que las hicieron posibles”, explica a WIRED Leslie Berlin, directora del instituto e historiadora de Silicon Valley, quien escribió un libro sobre Robert Noyce y otro sobre la historia de Silicon Valley entre 1969 y 1983. El planteamiento de The Steve Jobs Archive se inspira implícitamente en el de las bibliotecas presidenciales estadounidenses, instituciones que no se limitan a conmemorar a un presidente, sino que preservan activamente su pensamiento y su legado político. The Steve Jobs Archive sigue este modelo trasladando el concepto a la era digital: no es un edificio físico, sino una plataforma en línea con un diseño minimalista que refleja la estética de Apple. No se trata de un museo estático, sino de un organismo que evoluciona continuamente con programas educativos y becas para jóvenes talentos.

En la actualidad, el corazón del archivo es “Make Something Wonderful” (Haz algo maravilloso), una colección de discursos, entrevistas y correspondencia personal de Jobs, disponible de forma gratuita como un libro digital. Diseñado por LoveFrom, el estudio fundado por Jony Ive (el diseñador y colaborador de Jobs detrás de todos los productos de la empresa desde la iMac de 1997), el libro ofrece una mirada íntima al pensamiento del innovador, desde sus primeras intuiciones hasta sus reflexiones en sus últimos años. “Steve no era un vendedor”, aclara Berlin. “Pero compartía un entusiasmo genuino por lo que realmente amaba. Y cuesta mucho trabajo llegar a ese punto de vista destilado de claridad”. Un enfoque de la comunicación que Berlin resume así: “Comunicaba las cosas importantes, no al revés: no decía las cosas que no eran necesarias”.

Steve Jobs en 1990, tras ser expulsado de Apple.Ann E. Yow-Dyson/Getty Images

Un puente entre el pasado y el futuro

El archivo también guarda material poco común, como imágenes de su discurso de 1983 en la Conferencia Internacional de Diseño de Aspen, recogidas en el documental The Objects of Our Life que fue proyectado en la Trienal de Milán durante la Semana del Diseño. “Se puede ver su increíble entusiasmo”, observa Berlin, “solo tiene 28 años y salta de la pantalla. Va y viene entre la tecnología y algo que la gente adora y quiere usar”. Lo más desconcertante del discurso no es tanto la claridad y madurez con que Jobs se dirige a un público de diseñadores, pidiéndoles que lo ayuden a darle forma a la próxima revolución de las computadoras personales “que ocurrirá de todos modos, pero podría hacerse con dispositivos feos o muy bonitos”. Lo que emerge con claridad 42 años después es la visión casi profética de Jobs sobre el papel de las computadoras en la vida cotidiana, en un momento en el que las computadoras personales aún eran aparatos engorrosos y poco intuitivos. En unos pocos fragmentos habla sobre la idea de la informática generalizada, internet y la inteligencia artificial. Hoy podría ser un Ted Talk perfecto. El vínculo con el diseño italiano es especialmente significativo, como señala Berlin: “Los diseñadores italianos fueron los primeros que Steve Jobs amó y llegó a conocer. Cuando vino a Italia en 1981 a una conferencia llamada ‘The Italian Idea’, quedó muy intrigado por lo que se estaba haciendo”. La decisión del archivo de recuperar precisamente ese video radica en este pasaje.

De hecho, hay muchos otros videos de ese período de la vida de Jobs, a menudo grabados en eventos internos de la empresa, pero que no tocan específicamente temas de diseño: la base de la idea de futuro que Jobs quería construir. Al fin y al cabo, como dijo Bill Gates en 2003 durante un encuentro público con Jobs, lo que el fundador de Microsoft siempre envidió del fundador de Apple fue su buen gusto para el diseño.

Mirar al pasado para diseñar el mañana

El archivo no se limita a mirar al pasado, sino que se proyecta activamente hacia el futuro. Además de conservar documentos históricos, desarrolla programas educativos y becas para jóvenes de 21 a 26 años que trabajan en la intersección de la tecnología y las artes liberales. “Buscamos jóvenes después de la universidad y los ayudamos en su trayectoria laboral”, explica Berlin. “Muchos de ellos siguen trayectorias que no son las típicas, no hay un camino predefinido para ellos y queremos ayudarlos”. Un enfoque que refleja a la perfección la filosofía de Jobs, que siempre valoró la intersección entre humanismo y tecnología y la capacidad de no dejar nunca de explorar para luego elegir lo que te gusta hacer.

En la era de las noticias falsas y la mitificación de los famosos, el archivo mantiene un riguroso enfoque científico. “Soy un historiador de verdad”, asegura Berlin. “Para mí los mismos principios de mi trabajo como historiador profesional guían la labor del archivo. Buscamos la exactitud y esto es vital, tenemos que decir la verdad. Y luego la investigación: hacemos mucho análisis de documentos porque queremos tener razón cuando contamos algo”. Un rigor que no sacrifica la narrativa: “Queremos que la historia sea interesante, pero hay mucho trabajo de investigación detrás. El objetivo es evitar tanto la hagiografía como la denigración, ofrecer un retrato auténtico del hombre y sus ideas”.

A la pregunta de qué pensaría Steve Jobs del archivo que se le dedica, dado que el empresario donó a Stanford en 1998 el contenido del museo interno de Apple, afirmando que lo único importante para su empresa era el futuro, Berlin responde con cautela: “No sé lo que diría, pero puedo decir que pensamos mucho en qué hacer para que fuera auténtico con respecto a quién era y qué era importante para él”. Una institución que, como los productos Apple, busca la esencialidad y la claridad, eliminando lo superfluo para centrarse en las ideas nucleares y hablar a los nativos digitales que nunca conocieron a Jobs.

Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Andrea Baranenko.



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