Qué es el uranio enriquecido y por qué es clave para entender lo que sucede en Irán

Las reservas de uranio enriquecido han desatado un nuevo conflicto armado en Oriente Medio. Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, confirmó que su gobierno lanzó este viernes un “ataque preventivo” con el objetivo de frenar el avance del programa nuclear impulsado por Irán. El mandatario aseguró que se trata del primer paso de una operación militar prolongada destinada a evitar que la república islámica construya armas atómicas. Más tarde, Rafael Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica, informó al Consejo de Seguridad de la ONU que “la planta en superficie donde Irán producía uranio enriquecido hasta un 60% ha sido destruida”.
Asimismo, Grossi indicó que la contaminación radiológica puede ser controlada si se aplican las medidas adecuadas. También mencionó que se ha detectado contaminación tanto radiológica como química dentro de las instalaciones de Natanz.
Ante el ataque de, Irán respondió enviando más de 100 drones militares hacia territorio israelí. Abolfazl Shekarchi, jefe de las Fuerzas Armadas iraníes, declaró a medios locales que Teherán responderá “muy pronto” con nuevos contraataques, aunque no ofreció detalles adicionales.
La escalada de tensiones entre ambos países ocurre en un contexto marcado por advertencias de organismos internacionales sobre los riesgos que representa el programa nuclear iraní. Aunque las autoridades de ese país han defendido el proyecto como una iniciativa para mejorar la investigación y asegurar el suministro civil de energía, diversos críticos lo consideran una estrategia con fines militares encubiertos.
Estas sospechas se fundamentan principalmente en la cantidad y tipo de uranio enriquecido que Irán ha acumulado. Pero, ¿qué es el uranio enriquecido y por qué su disponibilidad o ausencia resulta crucial para evaluar la seguridad del programa nuclear iraní?
¿Qué es el uranio enriquecido?
El uranio, uno de los elementos más abundantes en la corteza terrestre, pertenece al grupo de los actínidos, conocidos por su radiactividad. Esto significa que sus núcleos atómicos son inestables y se desintegran espontáneamente, liberando energía. Dicha propiedad lo convierte en una fuente fundamental para los reactores nucleares.
Sin embargo, para alcanzar los niveles de energía requeridos en estos reactores, el uranio debe someterse a un proceso de enriquecimiento que modifica la proporción de sus isótopos. Los isótopos son átomos de un mismo elemento que comparten propiedades químicas entre sí, pero difieren en masa y comportamiento físico.
Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), existen tres isótopos naturales de uranio: el 234 (U-234), el 235 (U-235) y el 238 (U-238). De ellos, el U-238 representa el 99% de las reservas naturales del planeta, pero es el U-235 —que constituye apenas el 0.72%— el que se utiliza para producir combustible nuclear.
El enriquecimiento consiste en incrementar la proporción de U-235 desde su nivel natural hasta alcanzar valores superiores, que pueden llegar hasta el 94%. De acuerdo con la OIEA, el proceso inicia convirtiendo el concentrado de uranio en hexafluoruro de uranio, un gas que se introduce en cilindros giratorios. En estas centrifugadoras, la fuerza centrífuga empuja los átomos más pesados (U-238) hacia el borde, mientras que los más ligeros (U-235) se reúnen en el centro. Una vez separados, se extrae el gas con mayor concentración de U-235. Este procedimiento se repite hasta obtener la pureza deseada, tras lo cual el gas se transforma en dióxido de uranio, un polvo negro que sirve como combustible.
Cuando el uranio alcanza una concentración de U-235 superior al 20%, se denomina “uranio muy enriquecido” (UME). Este se utiliza en armas nucleares, reactores de investigación y sistemas de propulsión naval. Por el contrario, si el contenido de U-235 es inferior al 20%, se clasifica como “uranio poco enriquecido” (UPE).