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En Quintana Roo, langosta para el turista; microplásticos para el resto


Es también la base económica para las cooperativas del estado. Los pescadores suelen capturarla mediante fusil y buceo a pulmón, que es riesgoso. Según Ezequiel, uno de los socios estuvo a punto de morir a inicios de año porque se descompensó: emergió más rápido de lo que debía, lo cual causa que el nitrógeno en sangre y tejidos forme burbujas que pueden provocar daños en tejidos u obstruir vasos sanguíneos.

Salvo por esos esporádicos incidentes, durante la temporada de veda de langosta, los cuatro meses en que está prohibida su extracción, Ezequiel y sus socios la pasan mal. “A veces mi gente me calienta la cabeza, me dice que por qué somos los únicos que respetamos las vedas. Es mucha la presión, yo necesito cada mes pagar la nómina, pagar el seguro médico de los socios, mantener en regla todos los permisos. Y la cosa ha estado mal, el clima terrible porque no nos ha dejado salir a pescar. Y cuando vamos, sacamos ya muy poquito. Ayer un cabrón cobró 70 pesos porque regresaron con muy poquitos kilos y hoy no pudimos salir por el mal clima”, dice Ezequiel.

Uno de los tres métodos de pesca, línea de rosario, que es una línea de alambre ramificada, y en las puntas, varios anzuelos.

Ricardo Hernández

Pregunto sobre el destino de lo pescado, sobre los clientes que tienen y si los hoteles son su principal opción.

“Nooo. Dejamos de venderle a los hoteles. Son lo peor. Pagan a crédito. Si hoy les vendemos algo, lo pagan hasta dentro de tres meses. Y tres meses a partir de que metes la factura. ¿Cómo podríamos sobrevivir como cooperativa así? Imagínate que yo le pague al pescador lo que hoy trajo hasta dentro de tres meses”, se queja Ezequiel.

En aquel artículo de la revista Ería se señala esto como debilidad, pues las cooperativas tienen una urgencia por vender rápido las capturas debido a la exigencia de pago inmediato de los socios, y también por las instalaciones insuficientes, pues estas suelen ser básicamente centros de acopio sencillos, sin cuartos de congelación ni fábricas de hielo, como es el caso de la Cooperativa de Puerto Morelos.

El espacio que dejan las cooperativas lo están llenando actores privados, señalan los especialistas, con grandes instalaciones y capital suficiente que les permite, incluso, exportar a mercados extranjeros, hacia Estados Unidos y Asia.

Sea como sea, Ezequiel dice que no saldrán por langosta hasta julio, cuando la veda se haya levantado, porque saben que, en estos meses, estos animales tienen que reproducirse y crecer lo suficiente como para garantizar la sostenibilidad de la especie a largo plazo.



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