SpaceX responde a México: restos de Starship no son tóxicos y deben devolverse

SpaceX solicitó la ayuda del gobierno mexicano para recuperar los escombros espaciales que cayeron en el estado de Tamaulipas tras las más recientes explosiones de su nave Starship. La empresa aeroespacial de Elon Musk sostiene que estos restos, señalados en días pasados como una amenaza para los ecosistemas marinos, le pertenecen, y que su recuperación se ha visto dificultada “por partes no autorizadas que invaden propiedad privada”.
El 18 de junio pasado, la Starship explotó durante una prueba de fuego estático en la base de Starbase, Texas, ubicada a pocos kilómetros de la frontera con México. Este incidente se sumó a otra explosión registrada a finales de mayo, tras el noveno vuelo fallido de la misma nave. Ambos episodios provocaron una lluvia de fragmentos que impactó diversas zonas naturales y ecosistemas acuáticos en los márgenes mexicanos del río Bravo.
El colectivo ambientalista Conibio Global advirtió reiteradamente que estos accidentes, y los residuos que generan —muchos de ellos tóxicos, según sus análisis—, podrían afectar áreas ecológicamente sensibles como Playa Bagdad, en Matamoros, hábitat de anidación de la tortuga lora, especie en peligro de extinción.
A raíz de estas denuncias, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, anunció la semana pasada que su administración prepara una demanda contra SpaceX tras concluir que las operaciones de la compañía en la frontera representan un riesgo tanto para la seguridad como para los ecosistemas de Tamaulipas.
En respuesta, la firma de Musk negó que los restos de la Starship constituyan un peligro para las zonas cercanas a Starbase. “Pruebas independientes realizadas previamente a los materiales dentro de la nave, incluyendo análisis de toxicidad, confirman que no presentan riesgos químicos, biológicos ni toxicológicos”, aseguró la empresa.
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Sin embargo, esta postura contradice los reportes de Conibio Global, que documentó la recolección de aproximadamente dos toneladas de plásticos y materiales sintéticos, así como de unos 13 tanques metálicos con fósforo, una sustancia altamente reactiva que puede causar quemaduras severas en la piel y, si es ingerida, dañar órganos vitales como el hígado, los riñones y el sistema nervioso.