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Trump acelera las deportaciones con ayuda de la Corte Suprema | El presidente de Estados Unidos amplió el universo de inmigrantes para expulsar



El publicitado plan de Donald Trump para cumplir con un millón de deportaciones en 2025 empezó a acelerarse. Detrás de la grandilocuencia con que el presidente de Estados Unidos deshumaniza a los migrantes, hay una combinación de factores puestos en marcha para cumplir esa meta. La formidable burocracia de ICE, la Agencia Federal encargada de la faena. Un fallo reciente de la Corte Suprema que permite enviar a los indocumentados a terceros países. La ampliación del universo de personas pasibles de ser expulsadas de EE.UU. El declamado objetivo de alcanzar una cuota de 3 mil arrestados por día hasta llegar a la cifra planteada para este año. Pero sobre todas las cosas, que circule el miedo a terminar detenido en un centro de internamiento rodeado de caimanes y serpientes venenosas de la Florida o en cárceles extranjeras. El CECOT de El Salvador o la prisión de algún inestable país africano como Sudán del Sur, son tan solo dos ejemplos.

La crueldad opera hoy como disuasivo contra cientos de miles de inmigrantes que soñaban con el sueño americano. El sadismo de Trump tuvo su evidencia cuando visitó el penal levantado en los pantanos de Florida. Durante la conferencia de prensa posterior declaró: “Les vamos a enseñar a huir de un caimán, ¿de acuerdo? Si escapan de la prisión, a huir. No corran en línea recta. Corran así (mientras, movía la mano en zigzag) ¿Y saben qué? Sus posibilidades aumentarán aproximadamente un 1 por ciento”. Al centro de detención lo bautizaron Alligator (Caimán) Alcatraz” porque se ubica en una zona de donde sería muy difícil huir. Fue construido sobre la pista de aterrizaje de un aeropuerto que nunca se terminó y que se utilizaba como lugar de entrenamiento para pilotos.

El presidente dijo que se sentía “emocionado” de estar ahí donde se podrían recibir a 5 mil migrantes. La búsqueda y construcción de sitios de detención se debe a que ICE tiene unas 41.500 camas a disposición para alojar candidatos a deportar y ya excedió su capacidad. Se calcula que habría unas 58 mil personas bajo su custodia con tendencia a la suba. Si el gobierno continúa aferrado a su meta de expulsar a un millón de migrantes, debería arrestar a 3 mil por día.

El universo ampliado de seres humanos que ya no son bienvenidos en EE.UU surge de una decisión política que toma como punto de partida la situación en que los migrantes ingresaron al país. Si lo hicieron de manera irregular, hoy corren peligro aunque se les haya concedido asilo después y tengan un trabajo estable. El gobierno está decidido a cancelar ese beneficio que dejaría expuestas a miles de personas. Le retórica xenófoba de Trump lo colocó en entredicho con sus propias expresiones del comienzo de mandato. A poco de asumir su segunda presidencia decía que la mayoría de los deportables tenían graves antecedentes penales. La CNN difundió que era mentira. No llega al 10 por ciento esa cantidad, según fuentes que consultó la cadena.

Un problema adicional generado por la dura política del líder republicano es que puso en peligro la mano de obra migrante que necesitan determinados sectores productivos de EE.UU. Está ocurriendo que quienes tenían un permiso de trabajo para hacerlo de manera legal mientras continuaban con sus trámites migratorios, perdieron ese derecho. Ahora quedaron en un limbo y bajo asedio de ICE.

Un fallo a la medida de Trump

La Corte Suprema de Estados Unidos de mayoría conservadora dictó un fallo la semana pasada que convalida la deportación de migrantes a terceros países donde no nacieron, no son naturalizados o no tienen residencia. El tribunal de nueve miembros es de mayoría conservadora. De los seis que la componen, tres fueron designados por Trump en su primera presidencia. Hoy votan a favor de las políticas que necesita pero en su segundo mandato.

Sonia Sotomayor, una de las tres juezas progresistas de la Corte, se pronunció en contra de la expulsión de detenidos a naciones con las que no tenían vínculo alguno. Dijo que “el gobierno pretende enviar a los ocho extranjeros que expulsó ilegalmente de Estados Unidos desde Yibuti a Sudán del Sur, donde serán entregados a las autoridades locales sin importar la probabilidad de que enfrenten tortura o la muerte”.

Esos deportados que según la Casa Blanca fueron juzgados por graves delitos cometidos en EE.UU son de países como Vietnam, México, Laos, Cuba y Myanmar. Pero apenas uno es de Sudán del Sur. Este país atraviesa una débil tregua después de varios años de guerra civil. La que continúa en Sudán, su vecino del norte. Conflicto que amenaza con trasladarse nuevamente al sur. Hacia allí estaban a punto de ser sacados los ocho hombres detenidos en la base militar de Camp Lemonnier, de Yibuti, la única permanente que tiene Estados Unidos en Africa. Vivían hasta ahora en un contenedor con aire acondicionado, según consta en documentos judiciales.

Si Trump consigue que el Congreso le apruebe el presupuesto multimillonario para profundizar sus planes contra los inmigrantes, ICE aceleraría sus redadas en cada rincón del país, con particular atención en las llamadas ciudades santuario como Los Angeles y Nueva York. La Agencia tiene en su sitio oficial un formulario que permite hacer delaciones contra ciudadanos sospechados de permanecer en Estados Unidos en condiciones irregulares.

En la página puede leerse: “Si bien no existe garantía alguna de que la información proporcionada resulte en pagos monetarios, ICE tiene la discreción y la autorización legal para pagar por información y/o evidencia que se utilice en apoyo de investigaciones criminales”. La dependencia del gobierno agrega: “Se pueden reportar denuncias anónimas en este formulario y también se pueden reportar a ICE a través de la línea gratuita de denuncias”.

La agencia se atribuye la misión de “proteger a Estados Unidos mediante investigaciones criminales y la aplicación de las leyes de inmigración para preservar la seguridad nacional y pública”. ICE, la maquinaria que ha lanzado la segunda administración de Trump a la caza de migrantes, también incluyó en una lista a países que no colaboran con Estados Unidos en la recepción de deportados.

A esos estados los define como “recalcitrantes”. Son los que no cooperan. Y explica un poco más la idea: “Entre los factores que podrían llevar a que un país sea clasificado como recalcitrante se incluyen obstaculizar los esfuerzos de deportación del ICE al negarse a tomar las medidas adecuadas”. Para esas naciones la principal potencia militar del planeta tiene reservadas sanciones.

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) informa: “Cuando determinados países deniegan o retrasan la aceptación de sus ciudadanos con órdenes definitivas de expulsión de Estados Unidos, el gobierno estadounidense puede imponer sanciones de visado para incentivar la cooperación del país recalcitrante”. Un término que significa: terco, reacio, reincidente, obstinado. Una nueva definición a la que EE.UU suele apelar para armar sus listados de naciones hostiles a sus políticas hegemónicas.

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