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No vivimos una simulación computacional, concluye rotundamente este estudio


Hay algunas mediciones increíbles que podemos hacer, por ejemplo, la de los neutrinos de muy alta energía que atraviesan a diario tanto la atmósfera de nuestro planeta como su interior. Estos nos ofrecen una nueva forma de sondear la existencia de escalas increíblemente pequeñas en la naturaleza, al menos 1e-21 cm, como se comenta en el artículo. “Cualquier simulación realista debe encontrar la manera de representar la física también a estas escalas, y esto plantea exigencias formidables en términos de resolución y, por tanto, de información, a la propia simulación”, explica Vazza a WIRED.


La enciclopedia WIRED para la computación cuántica

Comenzó a principios del siglo XX, cuando las explicaciones aceptadas del mundo subtatómico resultaron incompletas. Así, la mecánica cuántica surgió como una forma de entender todas estas peculiaridades, pero introdujo nuevos problemas y conceptos.


Es imposible que vivamos en Matrix

“Aunque solo se simule el planeta Tierra, al menos a las escalas más pequeñas que podemos estudiar experimentalmente, y no a todas las demás escalas inferiores, que la física nos asegura que existen, incluso el mejor simulador tendría que quemar, es decir, convertir en energía pura, la masa de galaxias enteras, o mucho más, cada segundo, para simularnos a nosotros mismos”, detalla Vazza.

Una perspectiva de la información sugiere que se trata de una configuración específica de la materia. Para alcanzar y mantener este estado ordenado, y permitir que evolucione en el tiempo, se requiere una manipulación de las partículas que implique un gasto mínimo de energía. En consecuencia, una simulación, independientemente de su escala creciente o del tipo de computadora o sistema futurista imaginado, implicará siempre la organización de una determinada cantidad de materia o energía en un volumen de espacio. De esto podemos deducir la posibilidad de estimar el costo energético necesario para una simulación que manipule una cantidad determinada de bits.

La tecnología podría acercarnos lo más posible a los límites teóricos, pero por debajo de estos no será posible ir. “En el artículo discuto cómo ni siquiera los avances en computación paralela, el hipotético uso de agujeros negros como sistemas computacionales o la computación cuántica pueden llevarnos más allá de los límites ya descritos: la computación cuántica descansa enteramente en las reglas de la mecánica cuántica, que, junto con la relatividad general, forman parte del conjunto de reglas que utilicé para derivar los límites mínimos de energía y tiempo de computación necesarios para producir varias simulaciones de nuestra realidad”, subraya el profesor.

¿Qué pasaría si la simulación se produjera mediante un universo con un conjunto de reglas completamente diferente? “Después de todo, esta es la objeción que prefieren los partidarios de la hipótesis de la simulación: el simulador utiliza reglas diferentes, desligadas de los límites energéticos de la física que conocemos, utiliza técnicas de simulación que se nos escapan, haciendo que la información y la complejidad aparezcan cuando realizamos experimentos y desaparezcan de nosotros cuando nadie nos ve y, por razones desconocidas, ha creado este tipo de universo con reglas particulares, solo para engañarnos”. Vazza añade que la hipótesis le parece imposible de comprobar incluso en principio, pues requiere de una dosis de fe y convicción, aunque se disfrace de “tecnología avanzada”.

En resumen, no vivimos en una realidad simulada, y la investigación del profesor italiano demuestra que la física que conocemos, que desde muchos puntos de vista se prueba y valida a diario con experimentos, es una herramienta muy poderosa para investigar incluso escenarios que, aparentemente, podrían parecer verídicos.

Artículo publicado originalmente en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.



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